Título: L’
Belle Anna (La Hermosa Anna)
DirectedBy: Mario
González
País: México
País: México
Categoria: Obra larga a competencia.
Género: Drama
Clasificación:
+15
Reparto:
Evan Rachel Wood – Anna Watson
Cate Blanchett – Grace Watson
Emily Browning – Helena Watson
Ben Whishaw – Jonathan Smith
Jamie Bell – Arthur Potts
Amy Adams – Imelda
Leonardo DiCaprio – George Potts
CharlizeTheron – Amelia Potts
Nicole Kidman – Esther Jones
Paul Bettany – William Watson
Chloë Grace Moretz – Anna Watson (niña)
Joey Courtney –
Jonathan Smith (niño)
Sinopsis:
L’Belle Anna narra
la historia de Anna Watson, una joven adinerada que, tras la muerte de su
padre, debe casarse con un joven para poder recuperar su fortuna. Sin embargo,
Anna se encuentra terriblemente enamorada de un joven, y el que fuera su mejor
amigo, Jonathan Smith, con quien, tras varios años de ausencia, inicia un
fugaz, pero pasional, romance.
Banda
Sonora:
AlexandreDesplant – “The King Is Dead” (B.S.O. de The
King’s Speech)
Philip Glass – “The Orange Tree” (B.S.O. de The Illusionist)
Philip Glass – “The Orange Tree” (B.S.O. de The Illusionist)
Alexandre Desplant – “The Truth About Ruth” (B.S.O. de
The Ghost Writer)
Argumento:
La
oscuridad de la imagen va dando paso, entre los árboles, a un hermoso y
frondoso bosque verde. A lo lejos, dos muchachitos corriendo y riendo. Tendrán
unos 13 años. Él (Courtney), con su cabello castaño, largo, viste un ropaje
elegante, sólo que está descalzo. Ella (Moretz), con una cabellera sedosa y rubia,
está enfundada en un hermoso vestido azul y también está descalza. Ambos parecen estar muy
felices, y corren en el pasto y la tierra.
De
momento, el niño se detiene, en el medio de un hermoso prado verde.
-¿Qué
ocurre, Jon?- pregunta, jadeante, la niña.
-Oh,
no, nada. Simplemente… Me gustó este lugar. – responde Jon.
-Vaya
que es hermoso ¿no? Mi papá dice que los mejores lugares son aquellos que están rodeados de vida
silvestre. – dice la rubia, ya más compuesta.
-Le
creo… Este lugar es maravilloso…
-Pero qué lástima que no podamos estar aquí…- dice la niña, cabizbaja.
-¿Pero por qué no, Anna?- pregunta el niño, intrigado.
-Pero qué lástima que no podamos estar aquí…- dice la niña, cabizbaja.
-¿Pero por qué no, Anna?- pregunta el niño, intrigado.
-Pues
por lo que somos. No creo que a nuestros padres les guste la idea de que niños
de nuestra clase pasen el rato en paisajes así…
-Pero
si siempre nos escapamos. Andamos por el bosque y cosas así. ¿Qué de malo tiene
este lugar?
-No
lo sé. Lo único de lo que estoy segura es de que si mi madre se entera de lo
lejos que estuvimos, nunca más me dejará verte… y no quiero que eso pase…
-Eso no pasará, tonta. Siempre estaremos juntos. – dice el chico, con una sonrisa amigable.
-Eso no pasará, tonta. Siempre estaremos juntos. – dice el chico, con una sonrisa amigable.
Anna
le regresa la sonrisa, un poco más tímida.
Los
niños caminan lentamente al centro justo del prado. Allí, se recuestan. Algunas
mariposas blancas salen volando desde el fondo del prado.
-Las mariposas son los animales más bonitos. – dice Jon.
-Las mariposas son los animales más bonitos. – dice Jon.
-¿Por
qué lo piensas? – curiosea Anna.
-Porque,
a pesar de que alguna vez tuvieron una vida difícil como oruga, saben que todo
eso tendrá su recompensa, y que un día renacerán convirtiéndose en una hermosa
mariposa, y con sus alas emprenderán su vuelo a donde quieran ir…
-Es una metáfora maravillosa… - dice la niña, fascinada.
-Es una metáfora maravillosa… - dice la niña, fascinada.
-Tú
eres como mi mariposa, Anna
-
¿P-porqué lo dices? – pregunta, sonrojada.
-
Porque sé lo que te pasa con tu madre, pero en algún momento emprenderás tu
propio camino...
-
¿Cuándo sea hermosa?
-Ya
no puedes ser más hermosa.
La
niña, sonríe, apenada. Aparece corriendo
un hombre (Bettany). Jadea un rato. Observa a los niños. Sonríe. Se acerca
lentamente.
-¡Boo! – exclama el hombre. Los niños se espantan y se enderezan. Al notar al hombre, ambos ríen.
- ¡Buenos días, señor Watson! – saluda el niño.
- Vamos, Jonathan. Ya sabes que puedes decirme William.
- ¡Hola, papá! – exclama la niña y corre hacia su padre. Da un salto y lo abraza con fuerza. – ¿Qué haces aquí?
- Tu madre se preocupó. Llamó a todos. Nadie sabía dónde habían estado. Por supuesto me mandó a buscarlos. Bueno que confías en mí, Anna. – dice el padre, en tono sarcástico.
- Lo siento, padre. Es que, ya sabes, son nuestros viajes secretos. – dice la niña, en su defensa.
-¡Boo! – exclama el hombre. Los niños se espantan y se enderezan. Al notar al hombre, ambos ríen.
- ¡Buenos días, señor Watson! – saluda el niño.
- Vamos, Jonathan. Ya sabes que puedes decirme William.
- ¡Hola, papá! – exclama la niña y corre hacia su padre. Da un salto y lo abraza con fuerza. – ¿Qué haces aquí?
- Tu madre se preocupó. Llamó a todos. Nadie sabía dónde habían estado. Por supuesto me mandó a buscarlos. Bueno que confías en mí, Anna. – dice el padre, en tono sarcástico.
- Lo siento, padre. Es que, ya sabes, son nuestros viajes secretos. – dice la niña, en su defensa.
El
padre observa detenidamente el espacio. Nota las flores y el verde follaje.
-
Vaya que es hermoso este lugar. Siempre he dicho que los mejores lugares…
- Siempre están rodeados de vida silvestre – dicen los niños al unísono.
-¡Hey, esa frase es mía!
- Siempre están rodeados de vida silvestre – dicen los niños al unísono.
-¡Hey, esa frase es mía!
Los
tres ríen. La niña desciende de los brazos de su padre. Mira a Jon y devuelve
la mirada a su padre.
-
¿Qué ocurre, tesoro? – pregunta William.
- Nada, papá, sólo… Sólo que me alegra que seas parte de mi vida.
- Anna, mi amor. A mí también me alegra que seas parte de la mía. Eres mi luz, tesoro, y estaré contigo por muchísimos años.
- ¿Lo prometes? – dice Anna, bajando sus dedos y levantando el meñique.
- Lo prometo – el hombre estrecha con su meñique el dedo de la niña.
- Yo también estaré para siempre contigo, Anna. – dice Jon, y corre para estrechar su meñique con los de William y Anna.
- Los amo – dice Anna. Acto seguido, los abraza fuertemente.
- Nada, papá, sólo… Sólo que me alegra que seas parte de mi vida.
- Anna, mi amor. A mí también me alegra que seas parte de la mía. Eres mi luz, tesoro, y estaré contigo por muchísimos años.
- ¿Lo prometes? – dice Anna, bajando sus dedos y levantando el meñique.
- Lo prometo – el hombre estrecha con su meñique el dedo de la niña.
- Yo también estaré para siempre contigo, Anna. – dice Jon, y corre para estrechar su meñique con los de William y Anna.
- Los amo – dice Anna. Acto seguido, los abraza fuertemente.
La
cámara se va alejando lentamente de la escena y con esto, la música se detiene
lentamente, dejando el hermoso follaje y el tierno abrazo cada vez más lejos
[Fin de “TheMeadow”]. De repente, una voz de una mujer impone en la escena y da
un corte a negro.
-
Anna – dice seria la voz de la mujer.
La
imagen se ilumina de momento. Una joven (Wood), enfundada en un traje negro,
está despertando. Está sentada en el asiento trasero de un auto antiguo, tipo
Duesenberg. A su lado, una mujer madura (Blanchett), igualmente vestida con un
hermoso y elegante traje negro, la empuja suavemente del brazo, para
despertarla.
-
Anna, llegamos – dice la mujer, con un tono de voz bastante serio, casi
atemorizante.
-¿Madre? – pregunta adormilada la joven.
- Anna, vamos ya, deja tus tonterías – dice la madre, brusca. La mujer baja repentinamente del auto, sutil, pero rápida. Anna se queda seria. Se recarga en la ventana del auto. [Inicia “Dead Things”] Lanza una mirada perdida y una lágrima se desliza por su mejilla derecha. Un corte.
-¿Madre? – pregunta adormilada la joven.
- Anna, vamos ya, deja tus tonterías – dice la madre, brusca. La mujer baja repentinamente del auto, sutil, pero rápida. Anna se queda seria. Se recarga en la ventana del auto. [Inicia “Dead Things”] Lanza una mirada perdida y una lágrima se desliza por su mejilla derecha. Un corte.
Anna
baja lentamente del auto. Una multitud, vestida de una manera asquerosamente
elegante, todos de negro, lanzan miradas tristes y de lamento hacia la joven.
Ella los mira con recato. Avanza lentamente por entre los cuerpos. Se detiene
frente a un enorme ataúd negro. Su madre, y otra joven (Browning) están ahí.
Anna se acerca hacia la joven. Toma su mano y la aprieta fuertemente. Anna se
dispone a mirar con asco el interior del ataúd. En él, se encuentra su padre,
William, inerte y pálido. La joven Anna derrama otro par de lágrimas. La joven
a su lado, con los ojos más hinchados, lagrimea un poco más. La madre, con una
expresión muy seria, parece no importarle lo que ve. Anna se abraza de la otra
joven, mientras, esta le susurra en su oído.
-
Hermana, estarás bien – dice con voz quebrada.
Anna
asiente y se desprende de su hermana. Toda la gente que estaba reunida, se
acercaba rápidamente al trío de féminas. Anna mira detenidamente a cada uno de
las personas que llegan a dar su pésame. Anna hace diferentes expresiones al
ver los rostros tristes de las personas. Su madre simplemente asiente y
agradece a cada una de ellas. Su hermana no contiene el llanto y continúa en el
mar de lágrimas. Una mujer rubia (Kidman), con un enorme sombrero negro, muy de
principios de siglo XX, se acerca a la mujer madura.
-
Grace, cuánto lo siento
- Descuida, ya era su hora – Dice la madre de Anna, con un tono sereno y serio.
- Y… ¿Qué tal la ceremonia? Disculpa no haber podido estar presente, mi esposo no es muy rentable para las ocasiones importantes.
- Descuida. El padre fue muy cortés. Aunque no te perdiste de mucho, el sermón fue el mismo de la semana pasada.
- Dios quiera. ¿Y cómo están las niñas?
- Anna intenta ser fuerte. No así Helena, que no aguanta el llanto por ninguna razón.
- Era su padre. No las culpo de nada.
- Ni yo. Aunque, como en toda situación, la frente en alto.
- Dios no las olvida. Aquí estamos para cuando gustes.
- Gracias, Esther.
- Descuida, ya era su hora – Dice la madre de Anna, con un tono sereno y serio.
- Y… ¿Qué tal la ceremonia? Disculpa no haber podido estar presente, mi esposo no es muy rentable para las ocasiones importantes.
- Descuida. El padre fue muy cortés. Aunque no te perdiste de mucho, el sermón fue el mismo de la semana pasada.
- Dios quiera. ¿Y cómo están las niñas?
- Anna intenta ser fuerte. No así Helena, que no aguanta el llanto por ninguna razón.
- Era su padre. No las culpo de nada.
- Ni yo. Aunque, como en toda situación, la frente en alto.
- Dios no las olvida. Aquí estamos para cuando gustes.
- Gracias, Esther.
Esther
se aleja lentamente de las mujeres, no sin antes lanzar una mirada de lástima a
las chicas. Anna la mira con furia. Esther nota el comportamiento de Anna.
Sonríe plácidamente.
-Esa
arpía… - susurra Anna
-Anna,
basta – agrega Grace, con su aparente intocable seriedad.
-Como
si no supiera lo que nos va a pasar. Desgraciada… - continúa Anna, con su enojo
mudo entre susurros.
-¡Basta
ya! – grita.
Helena
se acerca al ataúd. Lanza un sollozo y se deja caer en él. Grita por su padre.
Grace enfurece y la levanta rápidamente.
-¡Demonios,
Helena, no armes una escena! – grita furiosa.
-
Madre… – dice una atónita Helena.
-¡Tú
padre se ha ido! ¿¡Entiendes!? ¡Se fue, no volverá! ¡Ahora compórtate como lo
que eres, una señorita! ¡Muestra los modales que con esfuerzos te inculcamos yo
y tu padre! ¡No seas cobarde, niñita! ¡Sé fuerte! ¡Sé…! – Grita furiosa la
madre antes de quebrarse en llanto. Lanza lamentos al aire, gritos con el
nombre del hombre casi como alaridos. Anna observa bastante seria esta escena.
Otro par de lágrimas hacen presencia por sus ojos. Los cierra. [Fin de
“DeadThings”] En fundido negro, las voces de la Anna niña y su padre hacen acto
de presencia.
-
Anna, mi amor. A mí también me alegra que seas parte de la mía. Eres mi luz,
tesoro, y estaré contigo por muchísimos años.
- ¿Lo prometes?
- Lo prometo.
- ¿Lo prometes?
- Lo prometo.
Un
corte. [Fin de “Dead Things”]
Aparece
Anna, sentada en una cama en una recámara adornada y amueblada muy
elegantemente, representando la Inglaterra de los años 20. Anna exhala. Se
levanta y recorre lentamente la habitación. Entra Helena. Está con los ojos muy
rojos e hinchados, está despeinada y demacrada.
-Vamos,
Helena. Ya pasaron tres semanas – dice Anna, seria con un tono de voz como
intento de consuelo.
-Una
herida tan profunda no sana tan rápidamente, Anna.
-Con
un jarabe al alma, se te pasa volando.
-¿¡Porqué
eres así, eh!? ¿¡No lamentas la partida
de nuestro padre!?
-¿¡Con
qué derecho te atreves a decir “nuestro” padre!? – grita Anna, furiosa,
levantándose de su silla. Helena la mira fija, asombrada. - ¡Tú no eres más que
un error de mi madre! ¡Eres el producto de una infidelidad! ¡Eres una bastarda!
Helena
se queda estática. Sus ojos se abren, como si fueran a saltar. Anna gime,
inhala y exhala rápidamente. Helena se sienta en la cama que estaba a su lado.
Se pone las manos en las rodillas y agacha la cabeza. Acto seguido, empieza a
llorar fuertemente. Anna cambia su expresión de furia a compasión. Se acerca
rápidamente a Helena, se inca frente a ella y la abraza.
-Discúlpame,
Helena. No quería…
-Ese
hombre me crió… Ese hombre fue mi padre… No será mi padre natural, pero era mi
padre… era mi padre… más mi padre que mi propio padre.
-Helena,
lo siento…
-¡Yo
amaba a ese hombre! Él me enseñó a vivir… él… me enseñó todo lo que sé…
-Helena,
discúlpame, de verdad. Me siento muy mal. Ese hombre era tan padre de mí, como
de ti… De verdad lo siento…
Helena
la mira con ternura y agradecimiento. Anna abraza a su hermana de nuevo.
Fundido en negro.
[Inicia
“The
King IsDead”] Grace llega en una carroza a una hermosa mansión blanca, con
acabados de mármol. Elegantes rejas negras adornan el exterior. Grace se baja
del vehículo. Un canoso hombre, vestido de negro, se encuentra en el portón
principal y, al pasar Grace, lo abre y acompaña a la mujer hasta la entrada
principal, una enorme puerta blanca de mármol. El hombre dispone a tocar el
timbre. Una criada abre la puerta.
- La
señora Watson está aquí – dice el hombre. La criada cierra la puerta. Tras unos
cuántos segundos, se vuelve a abrir. La criada de nuevo.
- Pase, señora Watson – indica la sirvienta.
- Pase, señora Watson – indica la sirvienta.
Grace
se introduce a la casa. Es elegante, clásica y muy británica. En ella se
observa todos los elementos de Inglaterra a principios de siglo. La criada la
conduce hasta una habitación al final de un pasillo. Abre la puerta y, dentro,
se encuentra un grupo de cinco mujeres (una de ellas es Esther) sentadas en una
mesa circular. Una rubia alta (Theron) se levanta a recibir a la recién
llegada.
-¡Grace
Watson, tanto tiempo sin vernos!
-Mi querida Amelia ¿Cómo has estado?
-Mi querida Amelia ¿Cómo has estado?
-Excelente.
Pasa y siéntate, cariño.
Grace se dirige a una silla vacía en la mesa, justo entre Esther y Amelia.
Grace se dirige a una silla vacía en la mesa, justo entre Esther y Amelia.
- Y
bien ¿Para qué es todo este barullo?
-Oh,
Grace, relájate un momento, estábamos platicando sobre finanzas. Sabes lo duro
que ha sido que nuestros maridos ya no quieran darnos dinero para comprar lo
último de ese diseñador francés. Qué baratos. – añade irónica Esther.
-Tan
linda como siempre, Esther – dice Amelia.
-Bueno,
pero recibí una carta del señor Harry Wottom solicitándome que viniera aquí,
hoy, por un asunto de suma importancia ¿Es acaso el declive económico el trato
que vengo a negociar? – dice Grace, un tanto seria. Un incómodo silencio reina
la estancia. Amelia mira a Esther, discretamente. Esther asiente con la cabeza
y se levanta de su silla.
-Mira,
Grace, es sumamente delicado lo que te voy a decir – dice Esther – realmente,
nunca pensé que llegaría este día…
Grace
la mira con extrañeza. Las tres mujeres restantes se encogen de hombros. Amelia
se levanta también.
-¿De
qué hablas, Esther? – dice Grace.
-Grace,
lo cierto es que… no se ve con buenos ojos…
que, en tu familia, no haya un hombre que domine… - dice Amelia. Grace
entrecierra los ojos, con aspecto de duda.
-Lo
que Amelia quiere decir, Grace, es que tú y tus hijas… han sido vetadas de
nuestro círculo – añade Esther.
-¿Cómo
que vetadas?
-Ya
que no hay un cabecilla en tu casa, ya no habrá un sustento económico fiable.
Por lo que, la junta decidió, que no puedes estar a nuestro mismo nivel – dice
Amelia
-N-no
lo entiendo…
-Es
simple: como no hay marido, no habrá dinero. Como no habrá dinero, no te puedes
juntar con nuestra clase – dice Esther.
-Por
favor, no…. Somos amigas…
-Te
amamos, Grace, pero no puedes estar con nosotros… no somos iguales… - añade
Amelia
-Sucedió
hace un par de años con Imelda Colman… Ella ahora es tu criada – argumenta
Esther
-¿Me
estás diciendo que ahora seré una criada?
-Te
estoy diciendo tus opciones, también puedes morir sola y vieja en una cabaña en
los campos – dice Esther.
-Esther,
basta. Esto de por sí es desagradable… Disculpa, Grace, pero sabes como es
esto, debe haber un hombre en tu familia y, pues, no lo hay… - anuncia Amelia.
-¡Me
puedo casar! ¡Puedo contraer matrimonio de nuevo! – dice Grace, en un tono de
ruego.
-Me
temo que no es posible. Un hombre es para toda la vida, ¿no crees en el sagrado
matrimonio? – dice Esther, quien, cada que habla, aumenta un tono en su voz
como si disfrutara la desventura de la pobre mujer. Grace se acerca rápidamente
a Amelia, con los ojos crispados, y le toma las manos.
-Vamos,
Amelia, debe haber otra forma.
-Pues,
sí hay solteros; siempre los habrá. Pero, el punto aquí es que, lo que nos
separa de los demás, no es el estatus, si no, la fortuna, y, por desgracia, tú
no eres la poseedora de la fortuna de William. – argumenta Amelia.
-¿Qué
dices? – dice Grace, angustiada.
-Sí,
tú no eres la dueña de la fortuna. Hace unos años, William te quitó de su
testamento.
-Claro
que no. Él no lo haría.
-Lo
hizo – interviene Esther - Ahora la
fortuna le pertenece a otra persona.
-¿A
quién? – pregunta Grace.
-A
la que, en el momento de su muerte, sea su hija mayor – dice Amelia.
-¿Anna?
¿Anna es la heredera de toda su fortuna?
-De
cada centavo – dice Esther.
-Oh,
Dios…
-Por
lo que, si quieres seguir en nuestra comuna… - dice Amelia. Grace la mira,
curiosa. – Anna debe desposarse con alguien.
-¡Tiene
veinte años! – dice Grace.
-Tú
decides, Grace. ¿Quieres seguir con tu cómoda vida, o ser la criada de alguna
de nosotras? – dice Esther.
-P-pero…
Ni siquiera Anna tiene pareja…
-No
te preocupes por eso. Mi sobrino tiene veintiún años. Soltero y buen mozo –
Dice Amelia.
-¿Arthur?
-¿Qué
dices, Grace? Compromete a tu hija con Arthur Potts, y tu vida no cambiará nada
– argumenta Esther.
Un
silencio reina la habitación. El aspecto de Grace es de angustia. Tras unos
segundos, se endereza y mantiene el mentón en alto. Una lágrima recorre su
mejilla.
-Lo
haré. Anna se casará con Arthur.
[Fin de “The King Is Dead”] Fundido negro.
[Inicia
“The Orange Tree”] Encontramos
a Anna sentada en un prado. Tiene el cabello suelto y viste un hermoso vestido
blanco que da una apariencia de ligereza. En un momento, se levanta y comienza
a ejecutar pasos de ballet, se mueve por todo el lugar, danzando con frenesí,
en una mezcla de angustia y disfrute. Da saltos, hace piruetas, se levanta y se
mueve tan elegantemente como un cisne. Camina y mariposas blancas revolotean, a
son con ella. Sin embargo, a lo lejos, la figura de un hombre, Arthur Potts
(Bell), hace presencia y una mirada maligna hace que todo se oscurezca, Anna
para y la imagen se desvanece. [Fin de “The Orange Tree”]
Nos
encontramos en la sala de estar de la familia Watson. Anna está sentada en la
parte media del sillón más grande, Grace y Helena, la hermana, están sentadas
en el sillón de frente. Un silencio reina la estancia.
-Entonces,
hija. Celebraremos una cena para afirmar que la boda se realizará. Esperemos que
para la próxima semana. Después de todo, ya conoces al muchacho, es lindo ¿No
te parece?
-Entonces…
No hay vuelta atrás…
-Me
temo que no, hija. Creo que debes hacerlo, sería egoísta si no lo hicieras.
-Egoísta…-
en este momento, Anna tiene lágrimas contenidas en sus ojos, unos ojos llenos
de ira y de desesperación.- ¡Egoísta eres tú! ¿¡Cómo puedes decirme con quien
debo casarme!? ¡Eres la persona más asquerosa que he conocido en toda mi vida!
-¡Entiende, Anna! ¡No es capricho mío, es toda una vida, de tu hermana y mía!
-¡Entiende, Anna! ¡No es capricho mío, es toda una vida, de tu hermana y mía!
-¡Me
importa un demonio! ¡No deberías dejarme hacer esto! ¡Te odio! ¡Te odio tanto
que no puedo aceptarlo! ¡Mi padre murió, pero debiste haber sido tú,
desgraciada! ¡Te odio!
Anna
sale corriendo de la habitación. Helena la sigue. Grace, helada, empieza a
llorar. Observamos como Anna llega a su pieza, seguida por Helena, quien azota
la puerta al entrar.
-Vamos,
Anna, tranquilízate un momento.
-¿Cómo
quieres que me tranquilice? ¡A ti no te están casando!
-¡No,
pero eso no significa que actúes como una chica berrinchuda!
-¡Helena,
lárgate!
-¡No
me voy!... Quiero saber que estarás bien…
-A
lo que me concierne, seré la persona más infeliz de la vida…
-Anna…
Encontré a Jonathan…- Anna se vuelve, en frío.
-¿Cómo
dices?- murmura, estática.
-Lo
encontré ¡Lo encontré! Está viviendo en una cabaña en las afueras del bosque,
en tu prado… en su prado…
Anna
sonríe, como si no diera crédito a lo que escucha. Sus lágrimas de ira se
convierten en lágrimas de felicidad. Helena le sonríe y corre a abrazarla. Fundido
negro, que inmediatamente nos revela una nueva imagen.
[Inicia
“Davy
Jones’s Theme”] La cámara se acerca a un hombre alto, atractivo (Whishaw),
vestido muy elegantemente en una fiesta de la alta sociedad, riendo y charlando
con otros hombres y mujeres. Entonces, al segundo 37, la voz en off de Anna,
narra los hechos que se ven en pantalla.
-Jonathan
Smith, hijo del Barón Matthew Smith y de la Duquesa francesa, Joane Bouvier,
hace cinco años era un hombre de mundo. Participaba en todas las fiestas de la
temporada, era querido por todos los reconocidos personajes de la alta sociedad
europea. En Francia, era el nombre que todas las bocas pronunciaban, en España,
todos morían por invitarlo a sus fiestas y era un lujo que asistiera, y en
Inglaterra era el hombre del año. Era tan simpático y tan agradable, que su
mejor amiga, Anna Watson, estaba loca por él. Sin embargo, una noche, en la
fiesta de Caroline Tutum, una rica heredera, la policía llegó al lugar, con una
orden de arresto para Jonathan, alegando que había sido la mente detrás de un
atentado en una suite donde sus padres se hospedaban. Así, en la peor noche de
su vida, se entera que ha quedado huérfano y que toda la culpa se la han echado
a él. Jonathan, herido en su pobre corazón, y con una fuerza sobrehumana, logró
huir. Tuvo que esconderse en todos los lugares posibles, en cada oficina de
policía, su rostro aparecía como delincuente en fuga. Jonathan Smith tuvo que
vivir como zorro, robando y huyendo para subsistir. Vivió en las casas de
muchas familias, que ayudaban al pobre muchacho a recuperar la fe en la vida.
Intentó suicidarse, treinta y siete veces para ser exactos, pero nunca ejecutó
nada. En numerosas ocasiones estuvo a punto de ser atrapado, pero una en
particular, la última, treinta hombres lo siguieron con pistola en mano hasta
un río, donde él se sumergió, y donde nunca salió. (En el 2:36 de la canción) Cinco
años han pasado desde ese momento, y Jonathan Smith se había declarado como
muerto, hasta esa mañana, cuando Helena Watson decidió ir por un paseo en el
bosque, llegando así al prado donde su hermana y su mejor amigo solían pasar el
rato. En un acto de melancolía, se tumbó en el piso, con lágrimas en los ojos.
Es entonces cuando llegó Jonathan Smith, la miró, la reconoció, y la abrazó. El
hombre sin vida, había vuelto a nacer. [Fin de “Davy Jones’s Theme”] Fundido
negro.
[Inicia
“My Edward and I”] Una
cabaña, en el medio del bosque. Un encapuchado deja un sobre al pie de la
puerta, da tres golpes en ella y sale corriendo. Jonathan Smith abre la puerta,
echa un vistazo y recoge el sobre. Lo revisa y nota que tiene el sello de la
familia Watson y lo abre inmediatamente.
Jonathan lee y, con una expresión de alegría, se encierra en su cabaña.
Fundido negro.
Vemos
a Anna, en su recámara, con un corsé puesto, sentada al borde de su cama.
Imelda (Adams) está en el armario, sacando algunos vestidos, algunos coloridos
y otros discretos. Se puede apreciar que es de noche, ya que la amarillenta luz
de la lámpara de techo ilumina toda la habitación, y por las cortinas no se
cuela ninguna clase de luz.
-Señorita
Anna, ¿qué color le gustaría usar? ¿Rubí o verde?
-Da
igual.
-En
especial, si me permite decirlo, me gusta el rubí. Resalta su piel de porcelana
y sus bellísimos ojos.
-Si
quieres. Me parece bien… El rubí, ese quiero.
-Perfecto
– Imelda introduce el vestido verde al ropero. Anna se levanta y mira por la
ventana. Solo aprecia la oscuridad de la noche.
-La
ciudad es bellísima así, de noche. En la noche es cuando todos los pecados
ocurren.
-Señorita
¿Quiere usar los diamantes o el juego de perlas? Los rubíes no se los ofrezco,
ya que sería algo muy de mal gusto ir vestida tan planamente, siendo usted
pelirroja.
-Haga
lo que quiera, Imelda. Escoja lo que sea.
Imelda
la mira con una seriedad horrible. Anna lo percibe y la mira. Imelda tiene los
ojos crispados. Anna se desconcierta.
-Imelda
¿Qué le pasa?
-Anna…
No entiendes nada ¿Verdad?- dice Imelda, al borde del llanto. Anna en realidad
no entiende. –Yo daría lo que fuera por estar en tu lugar, lo que fuera, Anna.
Casarse no es gran cosa, los matrimonios no son gran cosa. Vivir la vida es la
gran cosa, lo es. ¿Sabes lo que es levantarse un día y tener que servir a los
que eran tus amigos? ¡No lo entiendes, no lo entenderías! ¡Te están sirviendo
la vida en una bandeja de plata y lo estás desperdiciando!
-Aunque
no me case con Arthur, Imelda, tengo la fortuna de mi padre, eso no cambia.
-¡No
seas estúpida! ¿Crees que le darán todo ese dinero a una niña ignorante? ¡La
herencia es tuya si te casas!
-Puedo
huir.
-¿A
dónde? En ningún lado te harán caso si no estás casada.
-Me
casaré a mi tiempo.
-Y
morirás de hambre por lo mientras. No tendrás techo, no tendrás nada. ¿Qué le
viene de vida a un trío de mujeres?
-Estás
haciendo un escándalo.
-Anna,
tienes que ser fuerte. Lo digo como amiga. Tienes que ser fuerte y enfrentar la
vida como sea. Arthur es tu escape, úsalo. Sabes que si no lo haces, la vida te
tirará. Sabes que pasará.
Anna
se queda desconcertada. Sin embargo, un impulso, hace que abrace a Imelda,
quien rompe en llanto. Un corte. [Fin de “My Edward and I”]
Estamos
en el comedor de los Watson, donde, sentados en la mesa, se encuentran Grace,
Helena, Amelia Potts, Geogre Potts (DiCaprio) y Arthur Potts, cuyo lugar a la
derecha se encuentra vacío. Finalmente, Anna aparece. Todos se ponen de pie.
GeorgePotts se acerca a Anna, elegantemente.
-Señorita
Watson, que agradable verla de nuevo.- dice y, acto seguido, le besa la mano.
-Buenas
noches, señor Potts.
-Hola,
Anna, cariño.- dice Amelia.
-Buenas
noches, señora Potts.
Arthur
se acerca lentamente a ella, con un perfil amable y cariñoso.
-Buen
día, señorita.- Igual que su tío, le besa la mano.
-Hola,
Arthur.
-Bien,
empecemos la cena, entonces.- anuncia Grace, alegre.
La
cena transcurre amablemente, pero Anna siempre mantiene un perfil serio. Helena
lo nota, pero continúa charlando con Amelia. Grace, por otra parte, mantiene
atenta una conversación con George.
-Es
cierto que tu sobrino es muy inteligente, George. Adivinó la edad de mis
caballos hace rato, con sólo mirarlos a los ojos.
-Bueno,
que te digo Grace, los Potts tenemos esas habilidades mágicas que no todos
poseen.
-Encantador.
Anna
está comiendo, mientras Arthur inicia una plática.
-Y
bien, Anna ¿Estás emocionada?
-¿Debería?
-En
realidad creo que sí. Te voy a salvar el cuello, después de todo. Serás mi
esposa, después de todo.
Anna
lo mira, fría. En un instante, la expresión amable de Arthur cambia a la de un
hombre serio.
-Escúchame,
niñita tonta, nos vamos a casar, te guste o no, serás mi esposa, te guste o no,
y tendrás tu vida conmigo, te guste o no. Así que, porque no, te vas
acostumbrando y tratando de lidiar con esto,
estúpida, porque, si no lo haces, sufrirás las consecuencias. – murmura
duramente Arthur.
Anna
lo mira, incrédula.
-Voy
al tocador.- anuncia Anna.
-Te
acompaño.- dice Helena.
[Inicia
“The
Promise”]Las hermanas salen del comedor y se van al sanitario. Anna, ya
dentro, abraza a su hermana y empieza a
llorar. Helena la abraza con más fuerza.
-No
me quiero casar con él, Helena, no quiero.
-No
sé qué hacer, Anna. No podemos cancelarlo.
-Sí
podemos. Viviremos en algún otro lado, lo que sea, pero, por piedad, no me
digas que me debo casar con él, Helena, es horrible.
-¿Qué
quieres hacer, entonces?
-Huyamos
juntas, Helena. Vámonos de aquí.
-No
podemos, Anna ¿Dejarás que mamá se hunda en esto sola?
-Mi
madre es la última de mis preocupaciones en este momento. Esa mujer me debe
mucho. ¡Vamos, Helena, hay que irnos!
-¿Y
a dónde vamos?
-¡Con
Jonathan! ¡Vamos a vivir con él!
-Anna,
no podemos vivir como él.
-Pues
me iré yo sola.
-Haz
lo que quieras, pero a mi madre no la abandonaré, por mucho que te ame,
hermana.
Anna
abraza a Helena de nuevo. Empieza a pensar. Anna se recupera, se limpia las
lágrimas y sale de la habitación. Helena sale tras ella. Anna llega al comedor.
-Arthur,
¿puedo hablar a solas contigo?
El
joven, conmocionado, acepta y se va con Anna. Helena se queda en el comedor.
Anna se lleva a
Arthur
al jardín, y lo mira de frente.
-Escúchame,
imbécil, me casaré contigo, me guste o no. Nunca te amaré, quiero que lo sepas.
Finalmente, quiero aclarar, que esto lo hago solo para salvarme de la ruina
total. Pero, quiero aclararlo nuevamente, no pienso amarte nunca, no pienso
tener hijos contigo ni nada por el estilo. Quiero que sepas que nunca podré
hacer nada contigo, no tendremos relaciones sexuales ni nada de eso ¿Entiendes?
Solamente seremos un matrimonio perfectamente normal; uno donde no se hablan ni
se aman. ¿Puedes vivir con eso?
Arthur
la mira y la besa, apasionadamente. Anna no pone resistencia. Arthur la mira de
nuevo.
-Ya
vas entendiendo esto, preciosa.
[Fin
de “The Promise”] Fundido negro.
[Inicia
“The
Poet Acts”] Vemos a Anna en el prado, sentada en una silla. Detrás de ella,
se acerca lentamente Arthur. En un instante, la toma del hombro. Las hojas de
los árboles empiezan a volar y crean una ilusión de ser remolinos. La oscuridad
del prado es desconcertante, pero, en un instante, una luz se abre paso por
entre los árboles. Anna mira la luz, y, de ella, aparece Jonathan. Anna se
queda inmóvil, y Arthur, desaparece. El prado vuelve a su luz habitual, las
mariposas blancas salen disparadas en todas direcciones. Jonathan se acerca a
Anna, y ella le lanza una sonrisa. Él, se la devuelve. Finalmente, la rodea
entre sus brazos y la besa apasionadamente. Anna sonríe. Jonathan la deja y la
toma de la mano, dirigiéndose al bosque. [Fin de “The Poet Acts”]
Anna
está sentada en la ventana de su recámara. Grace entra.
-Hola,
hija.
-Ah,
hola.
-Sólo
quería decirte que ya tenemos el número de invitados para la boda.
-Excelente.
-Todos
tus amigos estarán allí. Me llegaron prácticamente todas las confirmaciones.
-Hermoso.
-Y
tu vestido está listo. Es blanco, manga larga. Te verás hermosa en él. Es importado,
de América. Muy costoso. Cortesía de George Potts.
-Qué
interesante.
Grace
suelta un puñetazo en la ventana.
-¡Al
menos finge que te importa que no nos quedaremos solas!
-Voy
a salir.
-¿Qué?
– Anna se levanta y se dirige a la puerta. - ¡Espera ahí, Anna! ¿A dónde vas?
-Voy
a dar un paseo.
-Anna,
hay un montón de cosas por hacer, la boda es en tres días.
-¿Y?
Tú te metiste en esto: tú arréglalo. – Anna se va. Fundido negro.
Vemos
a Anna, acompañada por Helena, entre los árboles del bosque.
-Anna,
creo que yo te dejo aquí.
-¿Porqué?
-Supongo
que tendrás muchas cosas que hablar con él.
-Vamos,
quédate. En la carta no he dicho si vendré acompañada o no. Tienes todo el
derecho de estar aquí.
-No
es necesario, no estoy lejos de casa. Iré con alguna amiga o algo. Nos veremos
después.
-Te
amo, Helena.
-Te
amo, Anna.
Helena
se va caminando, lentamente, en dirección contraria a Anna. Anna camina,
observando detenidamente los árboles, hasta que, algo en el fondo, llama su
atención. [Inicia “Erica”]
Anna empieza a caminar más lentamente, y una lágrima, acompañada con una
sonrisa, hace acto de presencia. Es el prado. Anna se emociona y corre hacia
él. Se tira en el pasto y suelta risas, las mariposas que siempre ha recordado
siguen ahí y salen del suelo. Anna brinca y vuelve a brincar. Se le ve
completamente feliz. Entonces, una mano le toca el hombro. Es Jonathan. Anna lo
mira detenidamente. Se levanta. Sin habla, Anna lo abraza.
-¡Jonathan!
-Anna…
Anna
no suelta al muchacho. Está estática y no puede creer que esté viendo al mismo
chico que dejó de ver hace mucho tiempo. Ambos lloran, de felicidad, de amor.
Anna le besa la mejilla.
-Eres
un imbécil… ¡Me habías prometido nunca separarte de mí!
-Ahora
estás aquí. Soy un imbécil muy feliz. [Fin de “Erica”] Un corte.
Los
jóvenes están dentro de la cabaña. Jonathan, vestido en ropa muy corriente, le
ofrece una taza a Anna.
-Disculpa,
pero solamente tengo té verde. Sé que no es tu favorito, pero es lo único que
tengo ahora.
-No
te preocupes, Jonathan, estoy bien.
-Y,
dime ¿Qué has hecho últimamente?
-Nada.
Me caso en tres días.
Jonathan
tira su tetera, la cual se estrella en el piso y se rompe en mil pedazos. Anna
lo mira, con algo de tristeza. Jonathan la mira, muy sorprendido.
-¿Te
vas a casar?
-Es
un acuerdo, más que un matrimonio. Si no quiero perder mis “beneficios” de alta
sociedad, debo casarme con ese imbécil. Arthur Potts, iba con nosotros en el
colegio. Un muchacho muy callado, pero muy amable. Finalmente, he descubierto
que es un perfecto imbécil y ya no doy crédito a las maravillas que se dicen de
él.
-Es
un patán.
-Es
un idiota.
-Hace
un par de días lo vi con una elegante rubia en el lago. Tenían un picnic o
algo. Como sea, creo que te es infiel.
-No
te preocupes, no somos pareja. El puede hacer todo lo que se le antoje.
Estaremos casados, pero no seremos pareja. Nunca.
Jonathan
se queda con un aire de felicidad. Anna no lo entiende, pero se acerca a él.
-¿Porqué
nunca me dijiste que estabas bien? ¡No sabes lo mucho que sufrí!
-Ay,
Anna, discúlpame, pero darle a la gente pistas de mi paradero sería un error
muy grave y muy estúpido, a decir verdad.
-Bueno,
eso es cierto. Pero pudiste hacerlo, has estado cinco años en constante
movimiento y nunca te vieron, algo podías haber hecho.
-Anna,
te juro que pensé todos los días en ti, y que tenía que verte. Por eso, cuando
me llegó esa carta, mi vida volvió a brillar. No sé, de verdad te he extrañado
como loco.
Anna
se sonroja. Jonathan se agacha para recoger el desastre que hizo hace un
momento. Anna lo mira, asombrada de que sea él en verdad. Finalmente, se
levanta y lo abraza de nuevo. [Inicia “Get
Too Close” (Desde el segundo 29)]
-Anna
¿Qué haces?
-Simplemente,
quiero saber si eres mío, ahora.
-Anna…
Siempre he sido tuyo.
Ambos
se miran. En un instante, Anna lo besa. Jonathan la besa muy despacio y muy
apasionadamente. Corte.
Observamos
a Jonathan y a Anna, corriendo por entre los árboles, con imágenes intercaladas
cuando eran niños y corrían en el bosque igual que lo hacen ahora. Los árboles se ven
cada vez más frondosos y el sol ilumina los rostros de los jóvenes. Jonathan la
alcanza y la tira en el prado. La besa. Anna ríe. Jonathan la abraza. Se
levantan y vuelven a besarse. De nuevo, la voz en off de Anna, se escucha.
-Nunca
pensé que algo así sucedería. ¿Quién diría que lo que estoy haciendo en este
momento lo había deseado desde hace años? Jonathan Smith es mi príncipe azul.
Siempre lo ha sido y lo será. Simplemente, el único problema, es que la
princesa se encuentra atrapada en el castillo, y será imposible poder salir de
allí. [Fin de “Get Too Close”]
En
unos de los árboles, podemos observar que se encuentra Arthur Potts, mirando la
escena de los jóvenes enamorados. Su aspecto es de enfado, casi rozando con un
rostro asesino. Tras unos segundos, se va, dejando atrás las risas de Anna y
Jonathan. Fundido negro.
Ahora
se encuentra Helena y Grace, en la sala de estar. Helena se encuentra leyendo
un libro y Grace hace una llamada por teléfono.
-Sí,
así es padre… No, Anna ya se confesó… Ajá… Entiendo, sí… ¿A qué hora? A las
cuatro, me parece bien… ¿Algo más?... Perfecto, quiero los claveles… No, ella
no está aquí. Debe estar muy concentrada en la boda ahora… No lo sé, hace días
que no la he visto. Bueno, no es que no la vea, pero no está muy seguido por
aquí… Yo creo que está viendo cosas para ponerse o algo… Tal vez, padre, tal vez…
¡No! Ella está segura… Vamos, padre, no estará diciendo… Entiendo, entiendo…
Bueno, Anna es una chica buena, no hace destroces… Bueno, padre, debo colgar,
mañana es el día y todo debe estar de maravilla… Hasta entonces.
-Mamá
¿Sabes dónde está Anna?
-Ni idea,
tesoro, pero debe ser algo bueno si me hace quedar como tonta frente a todos…-
dice Grace, mientras hojea un catálogo.
-Mamá
¿Estás segura que Anna… está segura de todo esto?
-¿A
qué te refieres, Helena?
-Digo,
¿crees que le guste la idea de casarse con Arthur cuando él nunca le dirigió la
palabra?
-Bueno,
no debe gustarle la idea, sólo aceptarla. Ya sabes cómo es tu hermana, una
rebelde sin causa.
-Pero,
mamá… ¿Estás dispuesta a echarle a perder la vida a tu hija por pertenecer a un
grupo?
-Helena,
escúchame bien… Tu hermana sabe que esto es lo correcto, tú sabes que esto es
lo correcto…
-¿Correcto
para quién? ¿Para mí? No, claro que no. Anna debe hacer de su vida lo que
plazca, lo que le guste. ¿Para ti? Dirás que sí, sacando tu lado egoísta, pero
en el fondo, sabes que este es el peor error de su vida.
-Todos
hemos cometido errores, todos hemos hecho algunos sacrificios por el bienestar
de la familia.
-Cómo
mentirle a mi “padre”, diciéndole que soy su segunda hija, cuando mi verdadero
padre es un cantinero irlandés.
Grace
se queda helada, se acerca rápidamente a su hija y le tapa la boca, como si
alguien hubiera estado escuchando.
-Helena,
habíamos dicho que esto no saldría de nuestras bocas ¡Nunca!
-Hay,
vamos, no es tan grave. Todos ya lo han de saber, pero ponen su mejor cara para
hacerte sentir mejor. Bola de hipócritas.
-Entiende,
hija, esto es algo delicado. Un escándalo más y estamos muertas.
-Si
tú lo dices…
-¿Y
dónde se ha metido tu hermana? ¿¡Dónde está!?
-¿Anna?
Lo desconozco.
Grace
la mira con cara de seriedad. Helena, pone una expresión de que no sabe nada.
Grace la observa y le susurra al oído.
-La
pregunta sería, más bien… ¿Con quién está?
Helena
traga saliva. Fundido en negro.
[Inicia
“The Wedding Dress”]
Vemos la pequeña cabaña en el centro del bosque. Dentro, en una cama con unas sucias sábanas
blanca, se encuentran Anna y Jonathan, desnudos. Anna está en el pecho del
joven, mientras él juguetea con su cabello. Anna le sonríe y le besa los
labios. Jonathan se endereza.
-Con
que… Mañana es el gran día ¿No?
-Así
es, señor.
-Y…
¿Qué se siente ser Anna de Potts?
-Asqueroso.
Me repugna el pensarlo. Pero se pasará, ni modo.
-Y…
¿Qué piensas hacer después?
-Bueno,
eso es algo de lo que nos encargaremos más tarde.
-¿Alguna
vez te imaginaste que te entregarías a tu mejor amigo?
-Siempre
lo tuve en mente, pero que pensara que llegaría me era más fantasioso que otra
cosa.
-Genial.
Anna
se endereza, también, y se baja de la cama. Su hermosa figura desnuda camina
graciosamente por el lugar y se detiene
en una bolsa de tela negra, sin perder nunca la estilizada postura.
-Te
tengo que mostrar algo…
Anna
saca de entre las cosas de la bolsa, un hermoso vestido blanco. Es el vestido
de su boda.
-Te
verás hermosa.
Anna
se enfunda en él y empieza a modelarlo, mientras danza por todo el lugar.
-Anna,
te ves preciosa.
-Siéntete
afortunado. Ni mi futuro esposo me ha visto en él. Ni la cerda de mi madre me
ha visto en él. Ni Helena. Eres el único.
-Pues,
me siento alagado. Tanta hermosura para un solo hombre.
Anna
empieza a danzar por el lugar. Las paredes de la cabaña se desvanecen en un
centello de luz. Jonathan se levanta, y empieza a danzar con ella. Las que eran
las paredes son ahora enredaderas con rosas rojas de decoración, y ahora se
encuentran en un lago. Las mariposas blancas aparecen y dan un aspecto
romántico y sensible a la situación. Anna y Jonathan nadan en las clarificadas
aguas del lado, dándose un beso por debajo del agua. Anna susurra unas
palabras, y se aprecia que sus labios dicen “Te amo”. [Fin de “The Wedding
Dress”] Fundido negro.
Vemos
a Anna, en un corsé, frente al espejo de su habitación. Tiene un aspecto serio,
mientras Imelda le cepilla el cabello y le polvea la cara. Helena también se
encuentra allí, vestida de una forma muy elegante. Luce especialmente hermosa.
En un instante, Anna se encuentra de pie y la criada y su hermana la asisten
para que se ponga el vestido de bodas.
-¿Sabes
lo que escuché, Anna?
-¿Qué
escuchaste, Imelda?
-Cuando
el embajador de Francia, Pierre Tiersen, te vio en el diario, dijo que le
habías parecido la mujer más hermosa que había visto en su vida.
-¿En
serio? No te creo.
-¡De
verdad! Dice que en toda Francia ahora te conocen como “L’ Belle Anna”
-¿”L’
Belle Anna”?... Me encanta…
En
ese momento, en el marco de la puerta, aparece Arthur Potts.
-Disculpen,
Imelda, Helena, ¿nos podrían dejar a solas un minuto, por favor?
-Aún
no está lista, señor Potts.
-Lo
sé, Imelda, pero será un minuto.
[Inicia
“Blindsided”]
Helena e Imelda intercambian miradas y se marchan rápidamente del lugar. Anna
se sienta frente a su tocador y empieza a pintarse los labios.
-No
te dijeron que el novio no debe ver a la novia antes de la boda ¿O sí?
-Y a
ti no te dijeron que no debes ser una ramera antes de la boda ¿O sí?
Anna
se vuelve hacia él, anonadada. Arthur la mira con ojos de venganza.
-¿Cómo
dices?
-No
seas estúpida.
-No
sé de que hablas.
-Lo
sabes bien. Hablo del chico del bosque. ¿Creíste que no me daría cuenta?
-Estás
alucinando.
-Claro
que no, Anna, y lo sabes bien. ¿O por qué, entonces, nunca estás en casa?
¿Porqué tu madre ya nunca te ve? ¿Por qué, Anna? Dilo.
Anna
se levanta de su silla y se acerca a la ventana. Da un vistazo y se sumerge un
momento en la oscuridad. Se endereza y vuelve a tomar asiento.
-Te
vi en el bosque con él. No puedes decir que no, yo te vi.
-Te
dije que no te amaba. Pues bien, hay razones.
-Sí,
pero no sabía que me estarías tomando el pelo.
-Yo
no te tomo nada, Arthur. ¿Y qué hay de la rubia del lago?
-Cierto,
pero los hombres tenemos otras necesidades, diferentes a las mujeres. Los
hombres somos distintos a las mujeres.
-Mira,
Arthur, te lo había advertido: no pienso tener nada que ver contigo, salvo un
matrimonio, destacando el hecho de que, te avisé, nunca te voy a amar.
-Sí,
pero ¿Acaso piensas que voy a dejar que, cuando se enteren de tu infidelidad,
seamos la comidilla de todos?
-No
sé, ni me importa. Yo lo amo a él, no a ti.
-Pues
escucha, zorra, si ese hombre entra a la boda, lo mataré con mis propias manos.
-Perfecto,
no lo harás, porque él no vendrá.
-Me
parece genial, entonces mi tío se encargará del asunto.
Arthur
se da media vuelta y Anna se levanta de golpe.
-¿Tu
tío?
-¿Crees
que lo voy a dejar así? Eres mía, Anna,
o no eres de nadie.
-Arthur,
no digas estupideces.
-Y
tú no intentes hacer nada. Probablemente no lo mate, si te quedas calladita.
-Es
imposible, George estará en la boda.
-¿Qué
crees que le importa más, una boda, o que el nombre de los hombres Potts quede
intacto? Ningún imbécil quedará de pie, si eso mancha la familia.
-Arthur,
no lo hagan. – Anna comienza a lagrimear.
-Muy
tarde, princesa… te veo en el altar.
Arthur
sale de la habitación. Anna lanza un alarido y rompe en llanto. En ese momento,
Grace entra a la pieza.
-Anna
¿Qué ocurre? Estás armando un escándalo.
-¿¡Y
a mí que carajos me importan los escándalos!? ¡Esta boda es la peor farsa de la
vida!
-¡Anna,
contrólate!
-¿¡Cómo
puedo controlarme cuando mi vida está a punto de ser borrada del mapa!?
-¿De
qué hablas?
-¡De
Jonathan Smith, madre!
Grace
se queda desconcertada. Anna sabe que lo ha arruinado, pero no le importa, y
sale corriendo de la habitación.
-Anna…
¿A dónde crees que vas?... ¡Anna!
Grace
la sigue por detrás, corriendo. Anna se encuentra corriendo en el bosque,
tomando el vuelo del vestido con ambas manos. Sus lágrimas recorren su piel de
porcelana. Un corte. Vemos a Grace entrando a la iglesia.
-¡Anna
ha escapado!
[Fin
de “Blindsided”] Todos los asistentes se levantan. Helena se lleva una mano a
la boca, pero con ojos de esperanza. Esther y Amelia, quienes estaban en
primera fila, hacen una expresión de profundo enfado. Amelia se acerca
rápidamente a Grace.
-Espero
que esta sea una broma de mal gusto, Grace. No dejarán plantado a mi sobrino en
el altar.
-¡Anna
escapó, Amelia! ¡No sé a dónde fue!
-Pues
mira, tesoro, si tu hija no regresa, este será el escándalo de la temporada.
Una pesadilla para las Watson, solteronas y sin dinero, porque la rebelde Anna
no quiso contraer nupcias y huyó dejando a su madre y su hermana en la calle.
Qué triste historia, Grace, triste de verdad… – añade Esther, quien se acercó
lentamente a las mujeres.
-Me
tienes harta, Esther. Eres una arpía mentirosa.
-Así
somos las mujeres de por aquí. Lástima que ya no serás de nosotras.
-Grace,
trae a Anna ahora mismo. – dice Amelia.
-¿Saben
qué? ¡Es todo! No obligaré a mi hija a que caigan en manos de un par de brujas
asquerosas como ustedes. Me largo.
-¡Grace,
vuelve aquí!
Grace
se acerca furiosa a la entrada, llamando a su hija Helena.
-Madre
¿Estás segura?
-Dime
dónde está Anna
Fundido
negro.
[Inicia
“Opening”]
Anna corre a máxima velocidad por el bosque, un poco aturdida y sin saber a
dónde ir en realidad. Su ajetreo es notable en sus gemidos y en su respiración,
cada vez más fuerte.
En
ese momento, George Potts se encuentra llegando a donde la cabaña. Se puede
notar que tiene un rifle en mano.
Anna
llega a un río y lo cruza, mojando así todo su vestido.
George
Potts se acerca lentamente a la entrada de la cabaña.
Anna
atora su vestido en la rama de un ciprés. El vestido se rasga.
George
toca a la puerta de la cabaña.
Anna
ve el prado. Corre a través de él.
-Falta
poco… ¡Jonathan!
Jonathan
abre la puerta. George lo mira directamente a los ojos.
Anna
aprecia la cabaña a lo lejos.
George
suelta un puñetazo en la cara de Jonathan.
Anna
se acerca a la puerta.
George
apunta con el arma a la frente de Jonathan. En ese instante, Anna lo empuja por
detrás y la bala se pierde. [Fin de “Opening”] [Inicia “The
Piano Duet”]
-¡Anna!
-Jonathan,
no dejaré que te hagan daño.
-¡Anna,
debes irte ahora mismo!
-¡No
lo haré, Jonathan! ¡Te amo!
-Y
yo te amo a ti, Anna, pero no es momento…
-Así
es, Anna…- dice George, levantándose- no es momento de que esto pase. Es hora
de que te vayas, cariño, deja a los hombres que se encarguen de esto.
-George,
te juro que si lo matas, te arrepentirás, te lo juro.
-¿Arrepentirme?
¡Es Jonathan Smith, maldita sea! El joven asesino que huye de la ley. ¿Cuántos
años hace que mataste a tus padres? ¿Cuatro? ¿Cinco?
-Yo
no lo hice.
-Seguro,
muchacho. Y, es cierto, yo sé que tú no lo hiciste. [Fin de “The Piano Duet”]
Jonathan
se endereza, con una cara de incredulidad. Anna lo mira. George se acerca
lentamente al joven. Anna lo mira, sin entender qué ocurre. [Inicia “The Truth
About Ruth”]
-¿De
qué habla, George? – pregunta Anna.
-De
lo que ocurrió esa noche, por supuesto.
-¿Qué
ocurrió esa noche? – pregunta Jonathan, con un hilo de voz muy bajo, casi
quebradizo.
La
escena se torna en una calle empedrada, frente a una enorme plaza, durante la
noche. Hay coches por todos lados y caballos que llevan a los ricos en lujosas
carrozas. Un hombre aparece en escena y se dirige al frente, hasta llegar a un
enorme hotel blanco. El hombre entra al hotel y sube las escaleras. De pronto,
la voz en off de George Potts narra lo que sucede.
-Esa
noche, el día de la fiesta de esa chica, tus padres se hospedaban en la lujosa
suite imperial del Hotel Concordia. Tus padres tenían negocios y acuerdos
políticos con Elmer Potts, mi hermano. Sin embargo, tus padres, astutos, lo
traicionaron y lo hicieron quedar en bancarrota. Así que, con mi hermano en la
cárcel, y por el honor de la familia Potts, me dirigí exclusivamente hacia el
hotel. En ese instante sabía que me haría cargo. Recorrí el pasillo muy
lentamente, con un artefacto ruso que compré en un mercado negro en mi último
viaje a Alemania, capaz de acabar con la vida de cien hombres en un salón. Sin
embargo, la letal arma solo heriría a dos. Es entonces cuando decidí poner tus huellas digitales, tus prendas y
dejar bien claro el motivo por lo que lo harías: la herencia, la
multimillonaria escena. Así, pasé el artefacto por debajo de la puerta y, el
resto es historia. La bomba explotó y tus padres murieron al instante. Pero, no
te preocupes, no sufrieron, es más, ni lo sintieron. Pero esa fue una lección,
para que aprendan a no meterse con los Potts.
La imagen
regresa a la cabaña. Anna abraza fuertemente a Jonathan, quien tiene ira en los
ojos.
-¡Eres
un hijo de puta!
-Calmado,
toro. Que aquí todo se acaba.
-¡No,
George!
-¡Claro
que sí! Y después de él, terminaré contigo, perra. Debes aprender a no meterte
en la mejor familia de Europa.
Se
escucha un disparo. Fundido en negro. Jonathan está intacto, y Anna también.
George suelta el rifle y cae al suelo. Detrás de él, se encuentra Arthur, con
una pistola de mano. [Fin de “The Truth About Ruth”]
-¿Arthur?
-Hey,
no me juzgues, era la oportunidad perfecta: deshacerme del tío y luego culpar
al chico que sufrió los últimos años por su culpa. Así, tengo la herencia.
-Estás
loco.
-Tienes
razón. Los Potts somos asesinos natos. Me intriga, y a veces asusta, pensar lo
que podemos llegar a hacer por nuestra ambición. Sin embargo, bueno, tenemos al
perfecto chivo expiatorio aquí. Leones por corderos, es alma del viejo crimen.
-Arthur,
no hagas esto, él no tiene nada que ver. [Inicia “Elegy for Dunkirk”]
-Eres
tan parecida a tu padre, Anna. Los dos son unos llorones. Lástima que él no
tuvo tiempo de llorar…
Anna
se queda paralizada.
-¿Qué
quieres decir?
-Vaya,
tendré que decirlo ahora. Bueno, así la bomba no te cae tan de sorpresa. Yo,
cariño, asesiné a tu padre.
Anna
se queda boquiabierta.
-En
serio. Mi tío George tenía los papeles de tu padre, en el, su testamento. Sabía
que todo el dinero caería a ti. Sabía que todo eso lo tendrías, pero, al no
estar casada, se te retiraría. Entonces, entraría yo, pidiéndote matrimonio
para salvar a tu familia. Pero, en realidad, tu familia es lo que menos me
importa. No, es más, me importa más Jonathan Smith. No puedo permitir que te
vayas con otro hombre con mi dinero, eso sí que no.
-Arthur…
Lo… ¿L-lo hiciste?
-Claro
que sí, Anna. Y todo el plan salió a la perfección… Tu padre solía tomar el té
todas las tardes en el jardín norte de tu morada. Un día, llegué a tu casa,
disfrazado, y le rogué a Imelda que probara un nuevo té para su patrón,
“exportado del Japón”, dije. La pobre como que recordó sus años dorados, donde
se daba el lujo de ingerir bebidas carísimas, y aceptó. Creo que es obvio decir
que el arsénico no es el fuerte de tu padre y así ¡PUM!, se murió.
-Arthur…
¡El que morirá eres tú! ¿¡Cómo te atreviste a hacerlo!?
-Fue
cosa fácil, tesoro. El dinero mueve montañas.
Anna
se acerca rápidamente a Arthur, pero Jonathan la detiene. Sin embargo, Grace le
arrebata la pistola de mano a Arthur.
-Arthur… ¿Crees que las riquezas mueven montañas?-dice
Grace, mientras apunta.
-Grace,
relájate…
-Bueno,
Arthur, verás, siempre tuvimos lo que quisimos, teníamos lujos, todo lo que
cualquier hombre o mujer desearía tener.
-¡Grace,
baja el arma, ahora!
-¿¡Pues
sabes una cosa!? ¡No todo lo que brilla es oro, infeliz!
Grace
le da tres disparos. El cuerpo de Arthur cae al suelo. Helena corre a abrazar a
Anna, y esta, a su vez, abraza a Jonathan. Finalmente, Grace interrumpe el
abrazo.
-Nos
vamos, Anna.
-¿A
dónde?
-No
lo sé. Jonathan, recoge lo elemental y vámonos ahora mismo.
Grace
sale de la cabaña. Jonathan rápidamente toma una valija que se encontraba
debajo de su cama y empieza a guardar cosas de algunos compartimientos. Anna se
acerca a Helena.
-¿A
dónde nos lleva mamá?
-Hace
rato recogimos unos boletos de tren, pero no sé a dónde vamos
Finalmente,
Jonathan guarda las armas en su valija, la cierra, toma del brazo a Anna y
salen de la cabaña. Helena cierra la puerta y deja los cuerpos de los Potts
dentro. Apaga la luz. Fundido negro.
[Inicia
“To
Kill A Mockingbird”] Encontramos el prado. Entra Anna, vestida con un
hermoso vestido blanco y empieza a danzar, los mismos pasos de ballet que ha
interpretado siempre. Esta vez, Jonathan, Grace y Helena, están sentados a su
alrededor, viendo su hermosa danza. Es entonces cuando, en el segundo 39, la
voz en off de Anna hace presencia.
-El
29 de Agosto de 1921, se encontraron muertos a George Walter Potts y a Arthur
Avaleen Potts, en una cabaña a las orillas de un lago, en un bosque Norte de
Inglaterra. Se encontraron sus cuerpos con impactos de bala, uno en la columna
vertebral, en el caso de George, y tres en el pecho, en el caso de Arthur. El
propietario de la cabaña nunca apareció. Por otro lado, la familia Watson, de
la casa 23 de la calle Greenwood, nunca volvió a ser vista. Su ama de llaves,
Imelda Benson, testificó que esa misma noche se habían ido en busca de la hija
mayor, Anna, y que jamás habían vuelto. Un par de días más tarde, se les vio a
las chicas Watson tomando un expreso a París, Francia. Las acompañaba un
atractivo joven, el cual no pudo ser identificado. La familia fue llevada a la
estación de policía central, en París, y se les acusó del asesinato de los
Potts, ya que las armas homicidas fueron encontradas en su equipaje. Fueron
condenadas a cadena perpetua, y la madre, Grace y la hija menor, Helena, ahora
pasan su vida en una prisión en Londres. La hija mayor, Anna, fue encontrada
muerta en su celda un día después de que le anunciaran que Jonathan Smith, el
joven que las acompañaba, fuera ejecutado en Londres, por el cargo de homicidio
de sus padres y por ser cómplice en los homicidios a los Potts. “L’ Belle
Anna”, como era conocida esta mujer, fue el nombre que más se escribió en los
diarios londinenses entre 1921 y 1923, año de su muerte. Una de las
encarceladas, Myriam Loren, anunció que las últimas palabras de Anna fueron:
“Mis últimos días fueron los más felices de toda mi vida. Los pasé como quise,
con quien quise. Pero, al final de todo, descubrí que no todo lo que brilla es
oro”. Fundido negro. [Fin de “To Kill A Mockingbird”]
[Inicia
“Ride
To Death”] Inician los créditos.
No sean crueles, plis. Ok no.
ResponderEliminarBueno parece que en este DB las obras están muy narrativas eh... Interesante eso de que la obra sea de ‘época’, y la ambientación que le has dado. Me gusto, aunque esos giros ‘inesperados’ casi al final no mucho. La música también me parece acorde. Gran reparto.
ResponderEliminarFelicidades Mario! :D
El desenlace ha sido una de giros inesperados que ni te cuento jejeje. Me ha gustado. Está bien retratado ese ambiente hipócrita de la alta sociedad de principios de siglo. Estupendo en reparto, en especial las féminas... y qué música! El poster lo veo nominado.
ResponderEliminarEs una obra ágil, amena. Eso del romance casi imposible, o a lo Romeo y Julieta me ha venido muy bien.
Saludos,
Vivi.
Demasiados giros inesperados al final, ustedes disculparán. xD
ResponderEliminarBueno vamos a ser breves aquí. =) Excelente reparto. Excelente ambientación. Entra en mi top3 de lo que va del festival. Un final potente, una introducción justisima y medida. Un desarrollo arrollador. Tendrá mi voto jeje (Que buen póster por cierto)
ResponderEliminarEl final ha sido como de tumbo en tumbo, pero a diferencia de los demas me ha encantado!!! Excelente el reparto!! Lo veo nominado junto a la exquisita musica y el excelente poster. Una historia muy buena, tal vez algo clicheada pero con un desarrollo muy interesante. Quizás luego de Till The Collapse logres una nueva nominacion a mejor obra.
ResponderEliminarSaludos.
Bueno, bueno, bueno... que obra ;)
ResponderEliminarVamos por partes jajaja sonamos, Dialoguista da lata. jajaja
La obra me gustó mucho. Primero lo que no me cerró tanto. Las voces en off. O mejor dicho, como están incluídas (por ejemplo, la que más descoloca para mi es la de Di Caprio). Otra cosa que no me cerró, es toda esa vuelta última, no porque dramáticamente no este bien. ESTA GENIAL. Sino por cómo es que nos enteramos, se me hace poco creíble que ellos digan todo allí mismo. Por todo lo demás, todos esos giros pero gustaron.
Lo bueno, esos giros, si, me parecen que enriquecen la cosa.
La historia secundaria, de "amigo" de Anna, enriquece la obra.
Las actuaciones de la madre y la arpía, un lujo!!! (Eso sí, no me cerró tanto cambio repentino en la mujer).
La música, otro acierto.
Las partes esas "de ensueño" me gustaron mucho, muchísimo.
El final, genial!!! Ahí si me gustó la voz en off.
En definitiva, una muy buena obra. Te quejabas de gusto, te salió muy bien ;)
"todos esos giros me gustaron" quise decir ;)
ResponderEliminarpero cuántos giros, cuánto drama, qué diálogos, qué gravedad, qué actrices!
ResponderEliminarque lo dirija Joe Wright ya!
jjj
Una obra barroca, excesiva, con momentos brillantes.
Felicidades!
la obra me encanto es genial,Excelente reparto!!! el final no me gusto mucho!!se me hizo un poco triste.Muchas felicidades!!!
ResponderEliminarVaya culebrón de obra... y no lo digo como algo malo!! Los giros me han descolocado un poco... no digo que no me gusten, solo que quizás los hubiera trabajado más. Aun así, el reparto es genial, la banda sonora también... y me encantan las historias de época así que me gusta. Con esto de la hipocresía de la alta sociedad me ha recordado un poco a El Amante de Lady Chatterley xDD
ResponderEliminarSaludos ;)