viernes, 27 de abril de 2012

Obra inaugural: El Hipocampo de Oro, de Alvaro Casalino (Perú)



Título: El Hipocampo de Oro
Directed by: Alvaro Casalino
Categoría: Obra fuera de competición
País: Perú
Género: Animación/Drama/Fantasía
Calificación: Apta para todo público
Basada en: un cuento de Abraham Valdelomar http://es.wikisource.org/wiki/El_hipocampo_de_oro
Reparto:

Voces de:


Banda sonora:
Simon Boswell – Triste:
Yoko Kanno-Trace:
Shan Zhong-Romance Anónimo II:
Yoko Kanno- Shiro, Long Tails:
Yoko Kanno-Beyond Me:
Raúl Bastida- Hijo de la Luna (Versión instrumental de guitarra):

Sinopsis: La muerte de un ser amado había hecho que ella renunciase a sus sueños, a sus esperanzas…Pero en la misma noche de luna llena, en la cual el mítico Hipocampo de Oro emerge de las profundidades marinas, entonces, aquellas mismas esperanzas y sueños muertos tendrán la oportunidad de renacer…Pero sólo a través del más grande de los sacrificios.

Argumento:
(Empiezan los créditos de inicio, acompañados por la nostálgica melodía Triste”)

Lentamente, luego de un fundido en blanco, va dibujándose en pantalla la figura de una gaviota, la cual vuela en forma semejante a una cometa en medio de un cielo azul intenso, mientras que las oscuras hojas de unas palmeras son mecidas suavemente por el viento.
El lugar es una playa, y las aguas del mar parecen acariciar con dulzura la misma blanca arena sobre la cual está sentada una mujer, de cabellos rubios, quien viste un largo traje negro, como de luto.
Ella contempla el ir y venir de las olas en forma nostálgica, y mientras más intenso es su sonido, va dejándose llevar por los recuerdos:
Un barco de aspecto antiguo atraviesa los mares, y sobre su cubierta se encuentra la misma mujer que se encontraba en la playa en la primera escena: Sin embargo, ahora se ve mucho más joven, y su vestido es blanco, adornado con dibujos de flores.
Ella observa con una mezcla de fascinación y encanto infantil la pequeña isla a la cual el barco se dirige…Una sonrisa de entusiasmo se dibuja en su rostro…Y es entonces cuando, en la cubierta del barco, aparece un hombre joven, quien apoya su mano sobre el hombro de la mujer, y le sonríe dulcemente, para luego, estrechar entre sus brazos a la delicada figura de la mujer, dándose ambos un beso.
Una gaviota surca la inmensidad del cielo azul, su vuelo une al pasado con el presente: La misma mujer aparece ahora nuevamente sentada en la playa, observando con aún más nostalgia el ir y venir de las olas.
-La dulce libertad no es más que una mentira-exclama ella, en un suspiro.
La mujer se levanta, y camina por la playa. Sus huellas parecen ser borradas inmediatamente por el viento a cada paso que da; más mientras ella camina, van reviviendo en su mente los recuerdos, que aparecen a su lado, en aquella misma playa: Ella, en su juventud, con el mismo traje blanco, acompañada por el hombre que aparecía en el recuerdo anterior. Ambos caminaban, tomados de la mano por la playa…Ellos ríen, e incluso juegan como niños.
La mujer cierra sus ojos, y el ruido de las olas del mar, más intenso que antes, hace que ella vuelva a la realidad. Los recuerdos han desaparecido, y ahora, en la playa, se encuentra una enorme tortuga marina, la cual es asediada por unas cuantas gaviotas, las cuales se dedican a picotearla, mientras el quelonio realiza su lento camino en dirección al mar.
Una expresión de empatía y compasión se dibuja en el rostro de la mujer al contemplar esto, el esfuerzo de la tortuga por llegar al mar, quien resiste el asedio de las gaviotas. En realidad, ni siquiera ha intentado defenderse de ellas: Su vista permanece fija en su meta, haciendo caso omiso de todo lo demás.
El haberse percatado de esto, la firmeza con la cual la tortuga trata de alcanzar su objetivo a pesar de sus limitaciones, hace que la mujer se decida a ayudarla, espantando a las gaviotas.
La tortuga, de negro caparazón, sigue con su lento avance hacia las aguas, y la mujer es testigo de esto. Incluso parece casi feliz de ver que ella ha logrado su objetivo. Más antes de que la tortuga se adentre al mar, vuelve lentamente su rostro hacia la mujer, acaso como si se tratase de un leve gesto de agradecimiento de su parte.
Luego, va sumergiéndose lentamente, desapareciendo su figura en la profundidad de las aguas, sobre las cuales resplandece un radiante sol.
La mujer esboza una débil sonrisa en su rostro, y dice, en voz baja:
-A veces, este mundo puede ser muy malo con quienes no tienen a nadie…
El andar de la mujer la lleva hasta un sendero de piedra ascendente, el mismo por el cual ella sube hasta llegar a una pequeña casa, ubicada en lo alto de un desfiladero.
Un árbol seco parece darle la bienvenida a la mujer, al ser sus frágiles ramas agitadas por el viento…la mujer posa empuja la polvorienta puerta de madera de la casa: En el interior de la morada, se encuentra el mismo hombre, pintando un lienzo.
El interior de la casa es luminoso, transmitiendo este un aura de calidez, a pesar de su aparente sencillez. Cada adorno de la casa, cada pequeño elemento colocado dentro de esta, parece tener vida, algo que le otorga un resplandor propio y único.
El hombre deja de pintar, y sonríe.
-Bienvenida…-dice él-Te estaba esperando…
La cámara realiza entonces un paneo, recorriendo la pequeña morada hasta llegar a la puerta de esta, lugar en donde se encuentra la mujer vestida de negro, observando con expresión totalmente abstraída en su rostro.
Basta que ella de un pestañeo para que se revele la realidad: Esta vez,  el interior de la casa se muestra casi totalmente abandonado. El polvo y las telarañas cubren casi todas las cosas que se encuentran dentro de la vivienda, las mismas que no parecen haber sido usadas en mucho tiempo.
Sobre una cama de sábanas sin tender, se encuentra un desgastado vestido blanco, el mismo que había sido usado por la mujer en cada una de las escenas que representaban sus  recuerdos.
El único lugar que parece haber quedado resguardado del polvo es una pared, en la cual se encuentran colgados varios lienzos, bocetos, y dibujos a medio hacer: Cada uno de estos  representa una serie de escenas cotidianas que tienen lugar en la isla en donde está ubicada aquella pequeña casa, como por ejemplo, los nativos que salen a pescar por las mañanas, así como sus rituales religiosos, en los cuales se hayan mezclados los elementos del cristianismo predicado por los misioneros que llegaron a la isla en siglos anteriores, con otros de carácter panteísta, en los cuales las fuerzas de la naturaleza eran veneradas como dioses.
Mientras contempla los lienzos, se escucha la música lejana de unos tambores, así como risas tanto de adultos y niños…
En su mente, van dibujándose las siluetas borrosas de unas figuras que danzan en torno a una fogata…Un grupo de personas contemplan la danza con entusiasmo y alegría…Y entre estas personas se encuentran la misma mujer y el mismo hombre de escenas anteriores…
Arriba, en el cielo, la brillante luz de las estrellas traza la forma de numerosos animales: Peces, ciervos, cangrejos, gaviotas, e incluso figuras mitológicas tales como sirenas.
Aquel recuerdo lleva a otros más: El hombre joven, preparando sus lienzos, y pintando, a veces dentro de su casa, a veces en la playa…En más de una ocasión, es su pareja quien constituye uno de los principales motivos de su pintura.
Luego, aquel mismo hombre sale a acompañar a los nativos de la isla en cada amanecer…Desde la casa, la mujer observa cómo es que el hombre parte, no sin antes despedirse afectuosamente de ella.
Al anochecer,  junto con los  nativos que regresan cantando un viejo salmo, en agradecimiento por la pesca del día, viene también el hombre,  quien corre en dirección hacia la casa, en donde le espera su mujer, quien observa su llegada desde la ventana de la humilde morada compartida por ambos.
Con entusiasmo casi infantil, el hombre lleva consigo los peces que ha logrado atrapar, y los lleva hasta la casa, en donde su mujer le recibe con un beso y un abrazo. La luna llena resplandece en medio del cielo nocturno, y las estrellas dibujan imágenes borrosas de seres marinos.
De vuelta al presente, la mujer escucha fuera de su casa aquellos mismos cantos de los nativos, que regresan al anochecer a sus respectivas viviendas, trayendo consigo los frutos de los esfuerzos realizados a lo largo del día.
Al verlos, la mujer se deja llevar por sus recuerdos una vez más: Su memoria le hace revivir una mañana en particular, en la cual su esposo, salía a acompañar a los nativos de la isla en sus labores de pesca, al igual que muchas mañanas anteriores.
Ella le ve irse, desde la casa. Sin embargo, la expresión en el rostro de la mujer es triste y melancólica (Aunque no tanto como en las escenas del presente) Es como si una especie de mal presentimiento o temor le embargase, a pesar de que su joven esposo muestra la misma actitud optimista de siempre…
Sola, en la casa, la mujer espera el regreso de su marido, hasta la llegada del anochecer.
Esa misma noche, la mujer ve regresar a los nativos en sus respectivas barcas, pero estos ya no entonan sus alegres canciones, ni tampoco puede verse felicidad alguna en sus rostros…Con gran temor e inseguridad, la mujer desciende por el sendero de piedra que conduce hasta la playa, lugar en donde se encuentra con los nativos pescadores…
Visto más de cerca, la aflicción en los rostros de los pescadores es más que evidente. Aún así, la mujer se atreve a preguntarles por su esposo: ¿En dónde está a él? ¿Por qué no ha regresado con los demás?
Uno de los pescadores empieza a hablar, y mientras habla, va apareciendo en pantalla lo que sucedió:
Esa mañana mientras los nativos y el esposo de la mujer se dedicaban a sus labores de pesca habituales, un extraño y enorme animal quedó atrapado en las redes, el mismo que empezó a tirar con fuerza de estas, en un esfuerzo por liberarse.
La fuerza del animal marino era tal, que amenazaba con volcar las sencillas barcas de los pescadores, por la cual la mayor parte de estos terminaron soltando las redes…Pero el esposo de la mujer, acaso atraído por el misterioso carácter de dicha criatura, se resiste a soltar las redes que él sostiene, siendo finalmente el hombre arrastrado hacia las profundidades de las aguas, lugar en donde numerosas algas, anémonas y corales forman una suerte de escenario de ensueño, una hermosa tumba acuática…
El día se transforma en noche, y ahora la escena tiene lugar nuevamente en la playa, lugar en donde la mujer termina de escuchar la historia concerniente a  lo que pasó con su esposo: En un principio, ella menea la cabeza, como  negándose a aceptar lo que ha pasado…Pero luego, al fijar su mirada en dirección hacia el mar, termina comprendiendo la verdad dolorosa, razón por la cual abundantes lágrimas empiezan a recorrer su rostro.
(La música de fondo que acompaña las siguientes escenas es “Triste”)
El viento agita su dorada cabellera, al tiempo en el cual la mujer cae sobre la arena, desvanecida, cayendo así en un enigmático sueño en donde ella ve a su esposo, en las profundidades marinas recostado sobre un lecho de blanco coral, como si durmiera…Más sus manos aún sostienen con firmeza las raídas redes con las cuales él solía pescar en vida…Los pececillos atrapados por esta red ahora son libres, así como también es libre aquel inmenso ser que arrastró al hombre hacia su muerte.
Esta criatura, mezcla de pez y delfín sufre una metamorfosis bajo el mar, convirtiéndose en una sirena, de rasgos vagamente humanos, aunque hermosos…Una preciosa sirena que estrecha entre sus brazos al hombre ahogado, e incluso lo besa, bajo la luna llena que se cuela a través de las olas, inundando el lugar con un esplendor fantasmagórico.
La mujer despierta lentamente de su sueño, mientras las lágrimas siguen cayendo abundantes por sus ojos…El recuerdo de su esposo se resiste a abandonar su mente…en los días siguientes, la mujer cambia el blanco vestido que usaba a diario, por un solemne atuendo de luto,  el mismo con el cual la mujer sale a recorrer la playa, durante cada amanecer, contemplando el mar, hasta la llegada del ocaso, como si esperase el regreso de la persona amada.
De vuelta en el presente,  la mujer observa melancólicamente cómo los nativos que regresan a sus hogares llevando consigo numerosos peces…En cuanto todos ellos desaparecen de su vista, la mujer vuelve su rostro en dirección hacia la pared en la cual están colgados los lienzos pintados por su esposo. Esta vez, ella se percata de un cuadro en el cual no había reparado antes: Se trata de una extraña representación  de un ser enigmático, parecido a un hipocampo de piel dorada, pero tan grande como un dragón, el cual emerge, triunfante y solemne del mar, en medio de una noche oscura, resplandeciente como una fantasmagórica flama.
Con una mezcla de curiosidad y fascinación ante la inesperada aparición de aquel cuadro, la mujer extiende dubitativamente sus dedos en dirección al lienzo, acariciando la superficie de este, como si dudase de su realidad.
En el momento en el cual sus dedos tocan el lienzo que representa al hipocampo de oro, la mujer escucha (O cree escuchar) un ruido en la lejanía, semejante al lastimero canto de las ballenas…
Asomándose por la ventana de su casa, la mujer observa, a la distancia, a una enigmática figura resplandeciente, la misma que se sumerge en medio del mar…Movida por la curiosidad, la mujer sale de su casa y desciende por el sendero de piedra que conduce a la playa, más una vez en el lugar, el mar parece estar absolutamente tranquilo, sin rastro alguno de la criatura misteriosa avistada anteriormente.
Sola en la playa, la mujer se muestra desconcertada por lo sucedido…
-¿Qué hace aquí, a estas horas señora? ¿No sabe que es muy peligroso salir en una noche como esta?
La mujer se vuelve, y se encuentra con un anciano pescador, el último en volver luego de haber realizado sus respectivas faenas.
-¿Qué es lo que me dice?-pregunta la mujer, con el ceño fruncido-¿Por qué dice que es peligroso salir en una noche como esta?
-Porque esta es la noche en la cual el Hipocampo de Oro sale del Mar, por eso lo digo-responde el hombre, con una vaga expresión de alarma en su rostro cetrino-En una noche como esta, cada cierto tiempo, el Hipocampo de Oro, quien gobierna en lo más profundo de las aguas, sale a tierra, a buscar una víctima inocente para llenar su copa de sangre, con la cual alimenta a sus siniestros hijos y súbditos…
Mientras el hombre le va a contando a la mujer acerca de la leyenda del Hipocampo de Oro, se muestra en pantalla numerosas imágenes, que representan la fantasmal figura de un caballo de mar, el cual, se yergue, imponente y terrible como dragón, en medio de las olas, irradiando una luz hipnótica, la cual atrae en torno a sí a numerosos seres anfibios, y a otros, con cola de pez, quienes por medio de su extraño canto,  llama a numerosas personasen diferentes playas e islas del mundo, quienes, sometidas bajo un extraño trance, van hasta donde el Hipocampo de oro y su corte de seres de ensueño y pesadilla se encuentran…
Algunas de estas personas son arrastradas por los seres hasta lo más hondo de las profundidades oceánicas, en donde, en medio de inmensas formaciones de coral y algas marinas, proceden a herir el pecho de sus víctimas con una especie de daga, para beber su sangre, y así alimentarse de sus respectivas vidas.
Luego de esto, una brillante copa dorada es llenada entonces con abundante sangre, la misma que es entregada por una sirena de cabellos negros al Hipocampo de oro, quien bebe de esta como si se tratase de vino…Los ojos de aquel ser parecen brasas al rojo vivo, mientras que en el firmamento, la luna se tiñe de escarlata.
De vuelta en la playa, el hombre ha terminado de narrar su extraña historia, la cual es escuchada con descreimiento por la mujer…
-Aunque usted dude de ello-añade el hombre-Cada palabra que le he dicho al respecto es la pura verdad…Y sepa usted, que, a lo largo de los siglos, muchas personas han ido desapareciendo de esta isla, luego de que estas hubieran oído el llamado tenebroso del Hipocampo de Oro…
-¿Ha oído usted alguna vez ese llamado?
-Varias veces… ¡Muchas, muchas veces, durante mi niñez!-responde el hombre, con gesto solemne-Pero mi  abuela,  quien ahora descansa en la Paz del Señor, me previno muchas veces acerca del llamado misterioso que se escucha en las más oscuras noches de luna llena, por el cual tantos han encontrado la muerte…Ella me refirió cada una de las historias que yo acabo de contarle, y yo  estoy convencido de que ella me dijo la verdad. Por eso le prevengo nuevamente, señora,  quédese en su casa esta noche, y no se acerca a la playa hasta la llegada del amanecer…Podría convertirse en una víctima más de quien gobierna las profundidades…
La mujer no responde, sino que en vez de eso, observa al anciano pescador irse, mientras este empieza a murmurar para sí mismo:
-Esta es una noche oscura, muy oscura… ¡Nunca antes había visto a la luna resplandecer de forma tan amenazante! Yo lo sé, esta noche va a teñirse de escarlata, a pesar de lo que tantas veces se nos ha advertido…Al menos se puede rezar por los que han muerto…Pero…por los que han caído en el embrujo del Hipocampo de oro, ¿Quién podrá rezar? El suyo es un estado que está más allá de la Vida y la Muerte…Como Cielo…O más bien, como el infierno…
Cuando por fin el anciano pescador se ha alejado lo suficiente como para que la mujer deje de oír sus delirantes murmuraciones,  esta alza la vista en dirección al firmamento: Efectivamente, aquella noche parece mucho más oscura que las anteriores. Sin embargo, al mismo tiempo, la luna llena, con su pálido y fantasmal resplandor, parece mucho más cercana que nunca, produciéndole a la mujer una extraña sensación de inquietud, la misma que hace que ella decida volverse en dirección hacia el sendero de piedra que conduce hasta su casa.
Sin embargo, esa noche la mujer es incapaz de conciliar el sueño. A través de la tosca ventana de su habitación, la mujer observa cómo es que la luz de luna llena produce una serie de ilusiones ópticas sobre la superficie del mar, como si una multitud de sirenas y demás seres mitológicos estuviesen emergiendo del agua.
Y es entonces, cuando, con gran intensidad y nitidez, la mujer ve cómo es que del mar surge la imponente figura de un Hipocampo de Oro, tan grande como un dragón, y resplandeciente como una llamarada fantasmagórica en medio de la oscura noche…Lentamente, la criatura va acercándose hacia la playa, acompañada por una misteriosa música, la cual se asemeja en gran medida al lastimero canto de las ballenas…
Aquella enigmática música parece evocar toda clase de escenas del pasado, las mismas que se materializan en torno a la mujer como recuerdos fugaces, que flotan a su alrededor. La viuda se deja cautivar por aquella hermosa ensoñación, volviendo así a los días de su adolescencia, encontrándose ahora en lo que parece ser una preciosa casa señorial…
(Empieza a escucharse “Romance Anónimo II”, música que continua hasta el final de esta secuencia)
Es allí en donde la mujer, en el jardín de aquella casa,  se encuentra con el hombre que llegaría a convertirse en su esposo, un sencillo artista, quien trabajaba para el dueño de aquella casa, un anciano de gesto severo, el cual parece tratarse del padre de la mujer, mientras que su madre, es una figura distante y borrosa, quien con un largo vestido negro observa todo desde una de las ventanas de la casa…
El anciano le presenta a la mujer numerosos pretendientes, que se presentan como figuras elegantes, pero borrosas, como si su recuerdo no hubiese podido perdurar en la memoria de la mujer, quien les ignora y rechaza, puesto que su mente sigue obsesionada con el joven pintor, quien parece transmitirle un leve gesto de amor en cada uno de las tareas que realiza para la adinerada familia de la mujer: Cada uno de los cuadros,  cada retrato o escultura que hace,  parece reflejar los sentimientos escondidos del artista por la joven hija de aquella familia de aristócratas…Aunque fuese en un segundo plano, ella es convertida en musa, en ángel, en princesa…
Por fin, la muchacha empieza a corresponder los sentimientos del artista, dándose ambos un beso bajo una hermosa escultura de dos querubines…Un beso intenso y apasionado, el primer beso de amor de ambos jóvenes…
El padre de la muchacha, al darse cuenta de esto, intenta separar a los dos amantes, enviando a su hija (por medio de una tétrica carroza de color gris oscuro) hasta un lejano convento ubicado en las afueras de la ciudad, más antes de que la carroza llegue a su destino, el conductor desvía dicho carruaje del sendero, llevándola hasta un muelle, o cual confunde a la afligida joven que se encontraba en su interior…Más el conductor de la carroza, quitándose el pañuelo que cubría su rostro, revela ser el mismo artista del cual la muchacha se había enamorado…
Los dos se abrazan…Habiéndose dado cuenta de las dificultades que su relación tendría que afrontar, los dos optan por abordar un antiguo y destartalado navío, el cual iba a emprender su último viaje hasta una pequeña isla anónima del pacífico, en donde jamás podría ser encontrados…
Desde la cubierta de aquel viejo navío, ambos observan la pequeña isla que habría de convertirse en su hogar…El pintor estrecha la mano de la muchacha, como para darle ánimos con respecto al incierto futuro que les espera, y ella, a su vez, le devuelve una mirada en la que queda expresa una honda confianza hacia él…
(A partir de este momento deja de oírse “Romance Anónimo II”)
Sin embargo, la visión empieza a tornarse borrosa, en cuanto, repentinamente, en la lejanía, se escucha un sonido triste y melancólico,  semejante al canto de las ballenas…Es entonces cuando todos los recuerdos del pasado se disipan, y la mujer vestida de negro, de vuelta en el presente, observa como el gestor de todas aquellas ilusiones, el magnífico ser parecido a un gigantesco Hipocampo de piel dorada parece desfallecer en medio del agua, tornándose su canto mucho más lastimero que antes…
La mujer observa a dicha criatura con una mezcla de curiosidad y fascinación, acaso como si no estuviese segura de si se trata de un ser real o imaginario. Sin embargo, al momento en el cual el Hipocampo de Oro hace un esfuerzo por incorporarse, su aspecto cambia repentinamente, adquiriendo de forma fugaz el aspecto de aquel mismo pintor quien en vida fuera el amante de la mujer, quien, al ver esto, decide salir de su casa, para luego descender por el estrecho sendero de piedra que conduce hasta la playa…
Una vez allí, la mujer contempla ensimismada al Hipocampo de Oro, quien ha recuperado su apariencia original: El aspecto imponente y radiante de aquel ser, posee al mismo tiempo, un carácter triste que no había advertido antes.
Y es que, los ojos del Hipocampo de Oro son, extrañamente muy parecidos a los de un ser humano…De hecho, guardan cierta semejanza con los ojos de aquel mismo pintor quien fuera el amante de la mujer. Pero ya no hay alegría en esos ojos, sino que la expresión de estos parece estar marcada por una tristeza profunda.
La mujer se atreve a extender su mano  hacia el Hipocampo de Oro, tocando así sus resplandecientes escamas, las mismas que están cubiertas de espuma de mar…El Hipocampo de Oro no se retrocede, ni tampoco se defiende, sino que le dirige una mirada curiosa a la mujer, quien luego de un silencio prolongado se atreve a preguntar, en voz baja, un susurro apenas:
-¿Quién eres tú? ¿Acaso eres alguien real? ¿O solamente eres un sueño mío?
-Soy ambas cosas…-responde el Hipocampo de Oro, con voz calmada y melodiosa. La mujer se sorprende de oír a la criatura hablar. Retrocede, y por un momento parece que va a huir…Sin embargo, hay algo en el Hipocampo de Oro que atrae a la mujer, y le impide irse…La expresión de sus ojos es ansiosa y vacilante, como si estuviese en medio de un extraño sueño , en el cual no puede reaccionar de forma lógica.
El fantasmal resplandor de la luna llena cubre la playa, dándole al lugar un ambiente irreal, dotado de magia. Una serie de pequeños círculos de luz, similares a las luces de las luciérnagas, brotan entonces del mar y del cuerpo del Hipocampo de Oro…Algunos de estos resplandores consiguen elevarse hasta el cielo, más otros se desvanecen con increíble rapidez, como si fuesen simples burbujas…
-¿Qué está ocurriendo?-pregunta la mujer, presa del desconcierto, mientras que los pequeños resplandores aparecen reflejados en sus ojos-¿Qué son esos brillos?
-Son sueños que nacen…-explica el Hipocampo de Oro-Y también son sueños que mueren…Son los sueños de los humanos…
-Sueños…-replica la mujer en un suspiro. Extiende su mano hacia uno de los resplandores, e intenta atraparlo…En cuanto lo hace, experimenta una fugaz visión, en la cual aparece una lejana ciudad, la cual parece estar hecha de cristal, la cual brota justo en medio de una inmensa duna.
Este es el sueño-delirio de un hombre que desfallece de sed en un inmenso desierto…Una fugaz esperanza que desaparece en forma tan rápida como apareció. La mujer se muestra confundida por lo que ocurrió, más el Hipocampo permanece con la misma expresión apacible:
-Estos tiempos son duros…-musita el ser, de forma solemne, a la vez que una vez alza la vista en dirección hacia el firmamento (Concretamente, sus ojos están fijos en la luna llena, la cual esa noche parece estar mucho más cerca de la tierra que nunca) los pequeños resplandores siguen elevándose desde diversas partes del océano…La mayor parte de estos desaparece antes de poder llegar al firmamento.
-Últimamente, son más los sueños que mueren y desaparecen que los que nacen…-añade el Hipocampo, observando con tristeza como uno los círculos de luz que revolotean a su alrededor van desvaneciéndose-Este mundo está cambiando, y por consecuencia, el mundo del cual yo procedo también ha de cambiar para siempre…
-¿Cuál es el mundo del que procedes?-se atreve a preguntar la mujer, con algo de temor.
-Yo vengo del mismo lugar de donde proceden los sueños e imaginaciones humanas, la Tierra de las Ilusiones-responde el Hipocampo de Oro-Mi reino estaba destinado a durar por siempre y ser eternamente un Paraíso de Luz y esperanza…(Mientras habla, aparece en pantalla un maravilloso paisaje, habitado por toda clase de seres fabulosos pertenecientes al folclore de diferentes naciones. Esplendorosos palacios de oro y plata se erigen por todo aquel territorio, elevándose sus formas de fantasía hasta el firmamento) Sin embargo, del mismo modo que el día va convirtiéndose lentamente en noche, así fue cambiando el espíritu de los seres humanos, el mismo espíritu que me había dado la vida a mí, y a toda mi gente… (Esta vez, en pantalla se muestran numerosas escenas de guerra y violencia que han tenido lugar a lo largo de la historia, las cuales parecen tener una serie de consecuencias negativas dentro del reino del Hipocampo de Oro…Bien sea bajo la forma de monstruos, o bien como una inminente catástrofe, la misma que deja en ruinas las magnificas edificaciones mostradas en la escena anterior.
Fundido en negro. Tras un breve instante de silencio, el Hipocampo de Oro intercambia una mirada con la mujer y continua con su historia, a la vez que aparecen en pantalla cada una de las escenas descritas por el personaje:
-Conforme van pasando los siglos, la fuerza de los sueños se hace cada vez más débil…Y con ello, mi reino ha ido perdiendo cada día un poco más de su vida y su belleza…Los temores humanos, bajo la forma de demonios, se dedican a acechar a mi gente, esperando convertir a los sueños más hermosos en pesadillas de muerte y desolación…Sólo hemos podido sobrevivir gracias a las esperanzas de unos pocos…Aquellos soñadores, que, sin importarles las dificultades, siguen aferrándose a sus ideales…Es por ellos que yo y mi gente hemos sido capaces de sobrevivir, aún en medio de estos tiempos difíciles…Y es a quienes yo he dedicado mis canciones más bellas en las noches más oscuras…
Una vez más el Hipocampo de Oro entona su melancólica canción, más en esta oportunidad, su voz se escucha más triste y débil que antes. Incluso el esplendor dorado que recubre sus escamas parece estar palideciendo lentamente.
-¿Qué te está ocurriendo?-pregunta la mujer, al tiempo que se acerca hasta el Hipocampo de Oro, extendiendo sus manos hacia el ser, en un vago gesto de apoyo.
-Son tiempos difíciles…-replica el Hipocampo de Oro, melancólicamente-Y en esta Era cruel, son cada vez menos los soñadores capaces de aferrarse a su esperanza…Pero mientras exista, aunque sea uno sólo de estos soñadores, yo seguiré entonando mi canción…
Unas cuantas lágrimas brillantes van cayendo lentamente de los ojos extrañamente humanos del Hipocampo de Oro. La mujer toma en sus dedos una de estas lágrimas, y observa, reflejadas en estas, las formas borrosas de numerosos sueños.
-los nativos que habitan esta isla…Dicen que tu canto es en realidad un llamado-comenta la mujer-Si eso es verdad… Entonces, ¿A quién llamas al momento de entonar cada una de tus canciones nocturnas?
Los Ojos del Hipocampo de Oro se iluminan…Casi podría decirse que está a punto de sonreír.
-Mi canto es para aquel que desee escucharlo…Para quien no quiere renunciar a sus sueños…Para quien busque una esperanza en medio de la más honda desesperación, y a su vez, entienda la Esperanza mía…
-¿Cuál podría ser, entonces, dicha esperanza?-pregunta la mujer.
El Hipocampo de Oro guarda silencio por unos breves instantes, en los cuales no puede escucharse nada más que el ruido de las olas.
-Mi Esperanza…Es un sueño que trasciende más allá de todo lo que yo conozco…Un sueño capaz de perdurar más allá de la mismísima muerte…
-Háblame de ese sueño, por favor…-replica la mujer, acariciando las escamas del Hipocampo de Oro.
El Hipocampo de Oro empieza a hablar, y mientras habla, sus palabras van adquiriendo forma en torno a él y a la mujer:
-Alguna vez, cuando todas las almas de este mundo eran una sola, en el tiempo en el cual en el mundo sólo existía la Luz y el Amor, un hermoso árbol creció, y de sus frutos nacieron los sueños y la Esperanza…
En torno a ese árbol fue desarrollándose la Vida, y cada uno de los Espíritus aprendió a tomar consciencia propia de su ser…
Hoy en día, ese mismo árbol está casi completamente seco, y la tierra a la cual sus raíces aún se aferran se ha convertido en el huerto del ángel de la Muerte a causa de las malas acciones de los hombres, sumado al descreimiento de estos con respecto a sus propios sueños e ideales…
(Aparece en pantalla  la amenazante silueta de una figura vestida con un largo hábito negro. Dos monstruosas alas brotan de su espalda, mientras que en sus manos huesudas sostiene una enorme guadaña, con la cual traza grandes surcos en la tierra gris y reseca…Las sombras cubren su rostro, dándole a este personaje un aire aún más tétrico. A su lado, en medio de aquel paisaje desolado, se encuentra un árbol casi totalmente seco, pero de cuyo tronco aún brota un leve resplandor)
De ese mismo árbol depende la existencia de mi reino y de todos los que habitamos en él…Pero solamente la fuerza de un Verdadero Soñador, capaz de realizar el más grande de los sacrificios, podría hacerlo reverdecer… ¡Ah! Pero en estos días, no hay hombre alguno en esta tierra que esté dispuesto a asumir un riesgo semejante…
-¿Por qué cree eso?-pregunta repentinamente la mujer, volviendo la mirada hacia el Hipocampo de Oro.
-Porque en esta Era Amarga el egoísmo ha asentado sus venenosas raíces en el corazón de la Humanidad con mayor fuerza que nunca…Ya no hay quien valore el significado que posee el sacrificio desinteresado, la entrega de uno mismo…Otras épocas más felices conocieron a quienes fueron capaces de dar todo de sí sin pedir nada a cambio, los verdaderos soñadores, quienes hasta el final de sus vidas, creyeron en sus ideales…
La mujer agacha la mirada y menea la cabeza.
-Eso no puede ser verdad-comenta-Debe haber todavía en este mundo quien crea en los sueños…Alguien que sea capaz de darlo todo por un ideal…
-Debe haber…-suspira el Hipocampo de Oro, mientras el ruido de las olas parece hacer eco de su voz-Debe haber alguien, tal como usted dice, buena señora…Hasta ese momento, yo y mi gente seguiremos entonando nuestra canción, nuestro llamado, en espera que aquel verdadero soñador, de quien dependerá el futuro de mi reino y de mi gente…Esa es la única esperanza que me queda, y a la que debo aferrarme, hasta el último de mis días…
-¿Y qué pasará si vuestra esperanza es insatisfecha?-pregunta la mujer. Extrañamente, ella parece haberse vuelto un poco más joven y la expresión de sus ojos es más viva, más intensa…
-Entonces, no tendremos más opción que la de ir desapareciendo lentamente, mientras el que el mundo de los humanos, sin más sueños en los cuales creer, irá llenándose de oscuridad y tristeza…
-¡Qué cosa más horrible!-replica la mujer. El tono de su voz más que indignado, refleja una actitud casi juvenil de rebeldía-¿Es que acaso tal es el destino que piensa asumir, el de aguardar lentamente la extinción, aferrándose solamente a una vaga esperanza que puede o no cumplirse?
-Mientras esa esperanza pueda cumplirse, entonces, debemos aferrarnos a ella…Nuestra Esperanza yace en la Humanidad…Y a la vez… (Antes de que el Hipocampo de Oro termine la frase, La mujer extiende su mano una vez más hacia él, apoyándola sobre el pecho de este…)
-A la vez, los sueños son nuestra Esperanza…-concluye la mujer, con voz clara y firme, mirando fijamente al Hipocampo de Oro-Por eso no deben desaparecer…Simplemente no pueden desaparecer…
El Hipocampo de Oro mira fijamente a la mujer. Esta vez, la expresión de sus ojos es mucho más diáfana, más humana que antes.
-Dentro de ti hay un sueño hay un sueño muy hermoso…El más hermoso de los sueños que alguna vez haya tenido el privilegio de ver en mi existencia…
-No es sólo mío…-replica la mujer, al tiempo que en su rostro se esboza una melancólica sonrisa-Este sueño fue algo que compartí con la persona a quien yo más quise en este mundo…Y aunque esa persona ya no existe más en ese mundo, nuestro sueño permanece vivo dentro de mí, en lo más hondo de mi corazón…Así solo sea para atormentarme, este sueño siempre permanecerá conmigo…Y yo no quiero renunciar a él, aunque sea imposible de lograr…
-¿Y por qué habría de ser imposible?-pregunta el Hipocampo de Oro.
La mujer no responde, pero cierra los ojos, y al tiempo en el cual ella tiene un vago recuerdo, en el cual aparece su esposo, abrazándola, acaso como si la estuviese consolando de una pena profunda…
Una lágrima recorre el rostro de la mujer, quien añade lo siguiente:
-Yo sé que mi sueño es imposible de alcanzar…Más…Aún así, yo no quiero renunciar a él. No puedo renunciar a él.
-Ningún sueño es imposible…-contesta el Hipocampo de Oro-Todo depende de cuánto estemos dispuestos a sacrificar para alcanzarlo…
-¿Qué quiere decir?...-pregunta la mujer, desconcertada
El Hipocampo de Oro y la mujer guardan silencio; el primero no deja de mirar a la mujer por ningún momento. El ruido de las olas se intensifica.
-El mismo árbol del que le hable anteriormente…Es capaz de hacer realidad cualquier sueño o deseo…Dependiendo de cuanta fe se tenga en que este pueda cumplirse-explica el Hipocampo de Oro-Mientras este mantenga vivo, podrán suceder todas aquellas cosas que están más allá de lo posible o lo imposible…Cualquier milagro o prodigio se lograría de forma inmediata…
-“Pero solamente la fuerza de un Verdadero Soñador, capaz de realizar el más grande de los sacrificios, podría hacerlo reverdecer…Eso fue lo que usted dijo, ¿No es cierto?-responde la mujer, aludiendo a la frase dicha por el Hipocampo de Oro, quien se limita a asentir levemente con la cabeza.
-Aquel Verdadero Solador tendría que ir hasta el huerto del ángel de la Muerte, que se encuentra más allá del Fin del Mundo…Y aún si pudiera llegar hasta ese sitio, la fuerza de su sueño sería puesta a prueba por el mismo árbol…
Pero si el corazón de aquel viajero llegase a dudar un sólo instante del sueño en el cual ha puesto su esperanza, entonces, tendría que asumir un terrible destino, acaso más espantoso que la misma Muerte…
-Y usted, buena, señora… ¿Estaría dispuesta a correr semejante riesgo por su sueño, con tal de que no este no desapareciera? ¿Así de grande sería su amor por este?
La mujer y el Hipocampo de Oro intercambian  una mirada.
Ambos guardan silencio por un breve instante. El ruido de las olas se intensifica, pero ambos personajes. Finalmente, la mujer dice:
-Sí. Yo estoy dispuesta a correr ese riesgo. Es mejor aferrarse a una esperanza débil y riesgosa que a ninguna…
Entonces el Hipocampo de Oro alza la vista en dirección hacia la luna llena, entonando una vez más su melancólica canción: Esta vez, de lo más profundo del mar, emergen nueve personajes, de aspecto andrógino, cuya estatura mucho mayor que la de una persona común y corriente.
Sus cabellos son plateados, y todos ellos visten unas largas túnicas blancas…Sobre sus hombros, estas imponentes figuras cargan una extraña embarcación de formas estilizadas, la misma que está adornada con diversos motivos mitológicos.
La mujer observa asombrada como es que dicha embarcación es colocada ceremoniosamente a orillas del mar, muy cerca del lugar en donde ella se encuentra.
-Este navío te llevará a través del océano, hasta el lugar en donde se encuentra el huerto del Ángel de la Muerte…No importa en qué lugar te encuentres, antes de la próxima noche de luna llena, habrás llegado a las tierras que existen más allá del Fin del Mundo…Más debo prevenirle que, una vez usted se haya subido a esta embarcación, tu viaje habrá comenzado. Y ya no podrás echarte atrás…
La mujer vuelve la mirada en dirección al Hipocampo de Oro. Luego observa el hermoso navío que tiene frente a sí. Cierra los ojos, y entonces recuerda al hombre que ella tanto amo.
Por fin, luego de un breve instante de cavilación, la mujer se sube a la embarcación, al tiempo que exclama lo siguiente:
-Con tal de que mi sueño no tenga que desaparecer…Yo aceptaría arriesgarlo todo…Darlo todo de mí…
-Usted habla como una verdadera soñadora, que cree firmemente en su ideal…-Comenta el Hipocampo de Oro. Un brillo de entusiasmo resplandece en sus ojos.
-No conozco otro ideal más que el Amor…-replica la mujer, con los ojos cerrados-Para mí, es lo único por lo cual la pena sacrificarse…
-Si en verdad, lo cree así, su sueño se hará realidad, de alguna forma u otra…-contesta el Hipocampo de Oro, al tiempo que este, junto con los personajes que habían emergido del mar, empujan la embarcación hasta el mar.
El Hipocampo de Oro sigue a la embarcación por unos momentos, Luego, antes de darle el empujón final, le dice lo siguiente a la mujer:
-¡No importa lo que pase, aférrese a su sueño hasta el final! ¡Sólo así podrá lograr aquello que los Hombres consideran imposible!
El último empujón dado por el Hipocampo de Oro es de fuerza tal que el navío es llevado mar adentro en apenas cuestión de segundos…Una breve sucesión de escenas muestran a esta barca pasando cerca de islas y playas desconocidas por los hombres…También atraviesa enormes formaciones rocosas que se erigen en medio de las aguas, como imponentes catedrales de piedra.
Así es como pasan dos días y dos noches, al término de las cuales, se desata una violenta tempestad. El viento furioso hace que las olas adquieran formas aterradoras, convirtiéndose así en dragones y monstruos marinos hechos de agua.
Mientras el bote navega en medio del mar embravecido, la mujer se aferra a sus recuerdos, volviendo a su memoria cada uno de los instantes felices al lado de su amado, el cual se presenta por medio de un fugaz montaje de escenas…
(La música que acompaña a esta escena es “Shiro, Long Tails”)
La fuerza de estos recuerdos permite que la mujer realice su travesía sin miedo…Y que incluso ella pueda sonreír, a pesar de lo terrible de la tempestad. El navío va atravesando lenta y ceremoniosamente las olas, las cuales van creciendo más y más de tamaño.
Por fin, una de estas golpea con tal fuerza a la embarcación, que logra partirla en dos, pero la mujer sobrevive aferrándose a uno de los fragmentos que salen a flote.  Semejante experiencia hace que ella pierda el conocimiento. Fundido en negro.
(Finaliza “Shiro, Long Tails”. Se produce un breve instante de silencio, tras el cual empieza  a escucharse el sonido de las olas)
Aparece, en un primer plano, el rostro de la mujer, inconsciente.
Lentamente, ella va abriendo los ojos, y observa el extraño paisaje que se encuentra a su alrededor.
Está en una playa de arenas grises…No hay ninguna forma de vida en las cercanías, y todo el lugar transmite una atmósfera siniestra.
(Empieza a escucharse “Trace”)
En el lugar, la mujer descubre unas imponentes construcciones, las mismas que parecen pertenecer a un pasado muy remoto.
Algunas de estas poseen un  aspecto grotesco, como si fuesen los cadáveres de enormes monstruos.
La mujer camina un poco más por aquel terreno, siniestro y pedregoso. Sus pies descalzos se lastiman, y en un momento dado, se hieren con una de las rocas.
Pero ella sigue andando, en medio de aquel escenario enloquecedor. Fundido en negro.
La mujer se muestra mucho más cansada…Parece haber estado caminando por un largo trecho. Ha encontrado unos árboles, pero todos estos están completamente secos…Al observar a algunos de estos, la mujer se da cuenta de que en sus troncos parecen sobresalir unos rostros, vagamente humanos.
Por accidente, la mujer quiebra una de las ramas de estos árboles secos. Para su sorpresa, un líquido rojo, muy parecido a la sangre brota de estos.
Aunque no hay nadie en el bosque, parece oírse una serie de murmullos y lamentos lejanos.
Es entonces cuando se escucha el inquietante ruido de un metal golpeándose con algo.
La mujer se vuelve, y es así como descubre a una siniestra figura, vestida con un largo hábito negro, y de cuya espalda sobresalen dos enormes alas, como las de un buitre. Su rostro permanece escondido en las sombras.
Es el Ángel de la Muerte.
En sus manos, aquel personaje tiene una hoz, con la cual se dedica a trazar surcos en la tierra, de los cuales brota sangre.
En cuanto se da cuenta de que la mujer le está observando, la figura alza la vista, y es así como se revela por fin, su esquelético rostro, con ojos de cuencas vacías, y en el cual se encuentra, permanentemente dibujado, una espantosa sonrisa.
La mujer se asusta, y empieza a alejarse del lugar. Primero lentamente, luego con rapidez, echándose a correr en medio de aquel bosque sin vida…
Mientras corre, cree escuchar nuevamente las advertencias pavorosas del anciano pescador con respecto al Hipocampo de Oro.
Ella sigue corriendo, hasta que finalmente se tropieza con las raíces de un árbol, y cae por un escarpado sendero.
Fundido en negro.
La mujer recupera el conocimiento, pero por las heridas en sus brazos y piernas, incorporarse le resulta muy difícil. Su primer intento resulta fallido, cayendo casi de forma inmediata al suelo. La expresión de su rostro es la de una honda desesperanza y desánimo…
Con la frente apoyada sobre aquel terreno sin vida, la mujer parece estar a punto de ponerse a llorar...Y es en ese momento cuando una pequeña hoja dorada cae muy cerca de ella…
Para sorpresa de la mujer, esta hoja esta aún rebosante de vida y rocío…pero no tarda mucho en secarse. La mujer mira en dirección de donde la hoja provino, descubriendo así un hermoso árbol, cuyo tronco resplandece de forma semejante al Hipocampo dorado.
Sin embargo, a este árbol apenas si le quedan hojas, y aún las pocas que quedan  se van desprendiendo lentamente. La mujer apoya sus adoloridas manos sobre el tronco de este árbol, y para sorpresa suya, sus heridas son sanadas. La mujer entiende entonces que ese es el árbol del cual le habló el Hipocampo de Oro, pero no sabe que es lo que debe hacer para impedir que este se siga muriendo.
La noche ha llegado por fin a aquel lugar, y la luna llena, único resplandor en medio de las tinieblas de la noche, alumbra al árbol, haciendo que esta adquiera un aspecto majestuoso…En el momento en el cual el pálido brillo de la luna cubre su rostro, la mujer parece tener una revelación, recordando así las palabras dichas por el Hipocampo de Oro, que se escuchan como una locución en off:
“De ese mismo árbol depende la existencia de mi reino y de todos los que habitamos en él…Pero solamente la fuerza de un Verdadero Soñador, capaz de realizar el más grande de los sacrificios, podría hacerlo reverdecer…”
La mujer apoya sus manos sobre el tronco del árbol, y susurra las siguientes palabras:
-Pon a prueba mi sueño, si eso es lo que quieres…Pon a prueba mi ideal, si eso es lo que necesitas para revivir…Yo estoy dispuesta a darlo todo de mí…
Es entonces, cuando en medio del inmenso tronco de aquel árbol se produce una extraña abertura, tan grande como para que la mujer pueda pasar a través de esta…La luz que brota de esta abertura es tan intensa que no se puede ver que hay dentro del árbol. Aún así, la mujer se arma de valor, y se introduce en medio de aquel resplandor.
La luna llena brilla con mayor intensidad que antes. Fundido en blanco.
Se escucha, en la lejanía, el ruido de las olas.
Aparece en pantalla una hermosa playa.
Allí se encuentra la mujer, abrazada del pintor a quien ella había amado en vida.
-No llores más…-le dice el hombre-Yo sé que, de alguna forma u otra forma, nuestro hijo nacerá. Tarde o temprano, no importa lo que te hayan dicho…Mientras creas en nuestro amor, nada será imposible…
Y al tiempo en el cual la mujer alza la vista en dirección hacia su esposo, este le dice:
-Nunca pierdas las esperanzas. Nunca renuncies a nuestro sueño…
-Nunca lo haré-replica la mujer, con una sonrisa en sus ojos, en los cuales aparece reflejado una expresión de alegría infinita…-Nunca lo haré.
Los dos besan.
(Empieza  a escucharse, “Shiro, Long Tails”.)
Fundido en blanco.
El mismo árbol en el cual la mujer se había introducido, resplandece con mayor intensidad que antes. Muchas hojas nuevas y hermosas empiezan a brotar lentamente de sus ramas.
El brillo que brota del tronco de aquel árbol empieza a cubrir toda aquella región, haciendo que de dicha tierra reseca broten numerosas flores, arbustos y árboles…Y mientras esas plantas van creciendo, muchos pequeños resplandores, semejantes a los de las luciérnagas, brotan de la tierra  van elevándose hacia el firmamento.
En otro lugar, en medio del océano, el Hipocampo de Oro y numerosos seres de aspecto fantasioso observan cómo es que muchos pequeños resplandores nuevos aparecen a su alrededor, y estos empiezan a elevarse al cielo, en donde la luna llena brilla con mayor intensidad que nunca.
El Hipocampo de Oro emerge de las aguas, rodeado por los pequeños brillos…y al momento en el cual alza la vista en dirección de la luna llena, comprende que la mujer ha logrado su objetivo.
-Ahora el sueño de ella se hará realidad…-anuncia-Porque creyó en este hasta el último momento…Porque no renuncio a su único ideal…
La cámara enfoca a la luna llena. Fundido en blanco.
(Termina de escucharse, “Shiro, Long Tails”)
Se escucha el leve sonido de las olas, el cual es acompañado por el ruido del llanto de un bebé.
En la pequeña isla en donde la mujer y su esposo vivieron, los pescadores que salen a realizar sus faenas diarias esa mañana, se muestran extrañados de ver a un solitario bote, acercándose a la isla.
En cuanto uno de estos pescadores consigue remar hasta ese bote, descubriendo en el interior de este a un pequeño bebé, el cual está envuelto con un trozo remendado de tela negra y blanca, el cual se parece mucho a los dos vestidos que la mujer usó durante su vida.
Una enorme tortuga de mar nada cerca del bote, casi como si hubiera estado guiando a este hasta la isla. En cuanto los pescadores llegan, la tortuga se aleja, y desde las aguas, observa como los nativos de la isla acogen al niño.
(Empieza a escucharse “Beyond Me”)
Un breve montaje de escenas como  es la vida  de aquel infante…Sus primeros pasos…Su primera pesca…Aparece jugando con otros niños, nadando en el mar, mientras que la misma tortuga de escenas anteriores aparece nadando muy cerca de él.
El niño parece ser muy feliz.
Una noche de luna llena, movido por la curiosidad, descubre el sendero de piedra que conduce hasta la casa en donde vivieron la mujer y su esposo…Y cuando llega a la casa, encuentra el lugar ordenado y limpio, como si sus habitantes nunca se hubieran ido de allí.
En la pared de los cuadros, en el lugar en donde debería estar el lienzo con la pintura del Hipocampo de Oro, se encuentra otra pintura, la cual representa a una pareja joven y feliz.
El niño extiende sus dedos curiosos hacia el lienzo y cierra los ojos. Es así como, en su mente, aparece una sucesión de escenas hermosas y felices, vinculadas con la vida de estos dos amantes.
El niño abre los ojos y sonríe.
Fundido en blanco.
(Comienzan los créditos. Empieza a escucharse “Hijo de la Luna”)


Notas del director:
·         Las escenas transcurren en el orden en el que son narradas.
·         La técnica de animación usada para esta obra sería pintura sobre vidrio, con un estilo visual semejante al cortometraje “El Viejo y el Mar” de Alexander Petrov, siendo su principal influencia estética (Color, diseños) el cuadro de  Shigeru Aoki, “Paraíso bajo el Mar”:



8 comentarios:

  1. Me ha gustado la historia, me recordó esos bellos cuentos que te narran de pequeña.
    Que bueno. Ya quiero leer mas obras.

    Saludos.

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    1. bonito pero mucho

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    2. muy larga y bonita

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    3. el argumento no es argumento parece la obra completa y es bastante

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  2. Me ha gustado. Muy poética, con los flashbacks muy bien introducidos. Un "cuento de hadas" encantador.

    Saludos ;)

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  3. ¡Genial! que digo genial ¡Excelente! Tendre que leer el cuento original en algun momento pero que gran manera de empezar el festival, es increiblemente cinematografico pero las escenas estan descritas con gran poesia y el tipo de animacion que escogiste es simplemente brillante ¿Y que decir de la banda sonora? Soberbia obra inaugural, felicidades Alvaro.

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  4. QUIEN SEA CUELGA LA HISTORIA COMPLETA SOBRE LA OBRA, LO QUE SE QUIERE ES QUE HAGAS UN ANALISIS LITERARIO QUE HACE MUCHA FALTA

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