Título:
El Hipocampo de Oro
Directed
by: Alvaro Casalino
Categoría:
Obra fuera de competición
País:
Perú
Género:
Animación/Drama/Fantasía
Calificación:
Apta para todo público
Basada
en: un cuento de Abraham Valdelomar
http://es.wikisource.org/wiki/El_hipocampo_de_oro
Reparto:
Voces de:
Banda
sonora:
Simon Boswell –
Triste:
Yoko Kanno-Trace:
Shan Zhong-Romance Anónimo
II:
Yoko Kanno- Shiro, Long Tails:
Yoko Kanno-Beyond Me:
Raúl Bastida- Hijo de la Luna (Versión
instrumental de guitarra):
Sinopsis:
La muerte de un ser amado había hecho que ella renunciase a sus sueños, a sus
esperanzas…Pero en la misma noche de luna llena, en la cual el mítico Hipocampo
de Oro emerge de las profundidades marinas, entonces, aquellas mismas
esperanzas y sueños muertos tendrán la oportunidad de renacer…Pero sólo a
través del más grande de los sacrificios.
Argumento:
(Empiezan los créditos de inicio, acompañados
por la nostálgica melodía Triste”)
Lentamente, luego de un fundido en blanco, va
dibujándose en pantalla la figura de una gaviota, la cual vuela en forma
semejante a una cometa en medio de un cielo azul intenso, mientras que las
oscuras hojas de unas palmeras son mecidas suavemente por el viento.
El lugar es una playa, y las aguas del mar
parecen acariciar con dulzura la misma blanca arena sobre la cual está sentada
una mujer, de cabellos rubios, quien viste un largo traje negro, como de luto.
Ella contempla el ir y venir de las olas en
forma nostálgica, y mientras más intenso es su sonido, va dejándose llevar por
los recuerdos:
Un barco de aspecto antiguo atraviesa los
mares, y sobre su cubierta se encuentra la misma mujer que se encontraba en la
playa en la primera escena: Sin embargo, ahora se ve mucho más joven, y su
vestido es blanco, adornado con dibujos de flores.
Ella observa con una mezcla de fascinación y
encanto infantil la pequeña isla a la cual el barco se dirige…Una sonrisa de
entusiasmo se dibuja en su rostro…Y es entonces cuando, en la cubierta del
barco, aparece un hombre joven, quien apoya su mano sobre el hombro de la
mujer, y le sonríe dulcemente, para luego, estrechar entre sus brazos a la
delicada figura de la mujer, dándose ambos un beso.
Una gaviota surca la inmensidad del cielo
azul, su vuelo une al pasado con el presente: La misma mujer aparece ahora
nuevamente sentada en la playa, observando con aún más nostalgia el ir y venir
de las olas.
-La dulce libertad no es más que una
mentira-exclama ella, en un suspiro.
La mujer se levanta, y camina por la playa.
Sus huellas parecen ser borradas inmediatamente por el viento a cada paso que
da; más mientras ella camina, van reviviendo en su mente los recuerdos, que
aparecen a su lado, en aquella misma playa: Ella, en su juventud, con el mismo
traje blanco, acompañada por el hombre que aparecía en el recuerdo anterior.
Ambos caminaban, tomados de la mano por la playa…Ellos ríen, e incluso juegan
como niños.
La mujer cierra sus ojos, y el ruido de las
olas del mar, más intenso que antes, hace que ella vuelva a la realidad. Los
recuerdos han desaparecido, y ahora, en la playa, se encuentra una enorme
tortuga marina, la cual es asediada por unas cuantas gaviotas, las cuales se
dedican a picotearla, mientras el quelonio realiza su lento camino en dirección
al mar.
Una expresión de empatía y compasión se
dibuja en el rostro de la mujer al contemplar esto, el esfuerzo de la tortuga
por llegar al mar, quien resiste el asedio de las gaviotas. En realidad, ni
siquiera ha intentado defenderse de ellas: Su vista permanece fija en su meta,
haciendo caso omiso de todo lo demás.
El haberse percatado de esto, la firmeza con
la cual la tortuga trata de alcanzar su objetivo a pesar de sus limitaciones,
hace que la mujer se decida a ayudarla, espantando a las gaviotas.
La tortuga, de negro caparazón, sigue con su
lento avance hacia las aguas, y la mujer es testigo de esto. Incluso parece
casi feliz de ver que ella ha logrado su objetivo. Más antes de que la tortuga
se adentre al mar, vuelve lentamente su rostro hacia la mujer, acaso como si se
tratase de un leve gesto de agradecimiento de su parte.
Luego, va sumergiéndose lentamente,
desapareciendo su figura en la profundidad de las aguas, sobre las cuales
resplandece un radiante sol.
La mujer esboza una débil sonrisa en su
rostro, y dice, en voz baja:
-A veces, este mundo puede ser muy malo con
quienes no tienen a nadie…
El andar de la mujer la lleva hasta un
sendero de piedra ascendente, el mismo por el cual ella sube hasta llegar a una
pequeña casa, ubicada en lo alto de un desfiladero.
Un árbol seco parece darle la bienvenida a la
mujer, al ser sus frágiles ramas agitadas por el viento…la mujer posa empuja la
polvorienta puerta de madera de la casa: En el interior de la morada, se
encuentra el mismo hombre, pintando un lienzo.
El interior de la casa es luminoso,
transmitiendo este un aura de calidez, a pesar de su aparente sencillez. Cada
adorno de la casa, cada pequeño elemento colocado dentro de esta, parece tener
vida, algo que le otorga un resplandor propio y único.
El hombre deja de pintar, y sonríe.
-Bienvenida…-dice él-Te estaba esperando…
La cámara realiza entonces un paneo,
recorriendo la pequeña morada hasta llegar a la puerta de esta, lugar en donde
se encuentra la mujer vestida de negro, observando con expresión totalmente
abstraída en su rostro.
Basta que ella de un pestañeo para que se
revele la realidad: Esta vez, el
interior de la casa se muestra casi totalmente abandonado. El polvo y las
telarañas cubren casi todas las cosas que se encuentran dentro de la vivienda, las
mismas que no parecen haber sido usadas en mucho tiempo.
Sobre una cama de sábanas sin tender, se
encuentra un desgastado vestido blanco, el mismo que había sido usado por la
mujer en cada una de las escenas que representaban sus recuerdos.
El único lugar que parece haber quedado
resguardado del polvo es una pared, en la cual se encuentran colgados varios
lienzos, bocetos, y dibujos a medio hacer: Cada uno de estos representa una serie de escenas cotidianas que
tienen lugar en la isla en donde está ubicada aquella pequeña casa, como por
ejemplo, los nativos que salen a pescar por las mañanas, así como sus rituales
religiosos, en los cuales se hayan mezclados los elementos del cristianismo
predicado por los misioneros que llegaron a la isla en siglos anteriores, con
otros de carácter panteísta, en los cuales las fuerzas de la naturaleza eran
veneradas como dioses.
Mientras contempla los lienzos, se escucha la
música lejana de unos tambores, así como risas tanto de adultos y niños…
En su mente, van dibujándose las siluetas borrosas
de unas figuras que danzan en torno a una fogata…Un grupo de personas
contemplan la danza con entusiasmo y alegría…Y entre estas personas se
encuentran la misma mujer y el mismo hombre de escenas anteriores…
Arriba, en el cielo, la brillante luz de las
estrellas traza la forma de numerosos animales: Peces, ciervos, cangrejos, gaviotas,
e incluso figuras mitológicas tales como sirenas.
Aquel recuerdo lleva a otros más: El hombre
joven, preparando sus lienzos, y pintando, a veces dentro de su casa, a veces
en la playa…En más de una ocasión, es su pareja quien constituye uno de los
principales motivos de su pintura.
Luego, aquel mismo hombre sale a acompañar a
los nativos de la isla en cada amanecer…Desde la casa, la mujer observa cómo es
que el hombre parte, no sin antes despedirse afectuosamente de ella.
Al anochecer, junto con los
nativos que regresan cantando un viejo salmo, en agradecimiento por la
pesca del día, viene también el hombre,
quien corre en dirección hacia la casa, en donde le espera su mujer,
quien observa su llegada desde la ventana de la humilde morada compartida por
ambos.
Con entusiasmo casi infantil, el hombre lleva
consigo los peces que ha logrado atrapar, y los lleva hasta la casa, en donde
su mujer le recibe con un beso y un abrazo. La luna llena resplandece en medio
del cielo nocturno, y las estrellas dibujan imágenes borrosas de seres marinos.
De vuelta al presente, la mujer escucha fuera
de su casa aquellos mismos cantos de los nativos, que regresan al anochecer a
sus respectivas viviendas, trayendo consigo los frutos de los esfuerzos
realizados a lo largo del día.
Al verlos, la mujer se deja llevar por sus
recuerdos una vez más: Su memoria le hace revivir una mañana en particular, en
la cual su esposo, salía a acompañar a los nativos de la isla en sus labores de
pesca, al igual que muchas mañanas anteriores.
Ella le ve irse, desde la casa. Sin embargo,
la expresión en el rostro de la mujer es triste y melancólica (Aunque no tanto
como en las escenas del presente) Es como si una especie de mal presentimiento
o temor le embargase, a pesar de que su joven esposo muestra la misma actitud
optimista de siempre…
Sola, en la casa, la mujer espera el regreso
de su marido, hasta la llegada del anochecer.
Esa misma noche, la mujer ve regresar a los
nativos en sus respectivas barcas, pero estos ya no entonan sus alegres
canciones, ni tampoco puede verse felicidad alguna en sus rostros…Con gran
temor e inseguridad, la mujer desciende por el sendero de piedra que conduce
hasta la playa, lugar en donde se encuentra con los nativos pescadores…
Visto más de cerca, la aflicción en los
rostros de los pescadores es más que evidente. Aún así, la mujer se atreve a
preguntarles por su esposo: ¿En dónde está a él? ¿Por qué no ha regresado con
los demás?
Uno de los pescadores empieza a hablar, y
mientras habla, va apareciendo en pantalla lo que sucedió:
Esa mañana mientras los nativos y el esposo
de la mujer se dedicaban a sus labores de pesca habituales, un extraño y enorme
animal quedó atrapado en las redes, el mismo que empezó a tirar con fuerza de
estas, en un esfuerzo por liberarse.
La fuerza del animal marino era tal, que amenazaba
con volcar las sencillas barcas de los pescadores, por la cual la mayor parte
de estos terminaron soltando las redes…Pero el esposo de la mujer, acaso
atraído por el misterioso carácter de dicha criatura, se resiste a soltar las
redes que él sostiene, siendo finalmente el hombre arrastrado hacia las
profundidades de las aguas, lugar en donde numerosas algas, anémonas y corales
forman una suerte de escenario de ensueño, una hermosa tumba acuática…
El día se transforma en noche, y ahora la
escena tiene lugar nuevamente en la playa, lugar en donde la mujer termina de
escuchar la historia concerniente a lo
que pasó con su esposo: En un principio, ella menea la cabeza, como negándose a aceptar lo que ha pasado…Pero
luego, al fijar su mirada en dirección hacia el mar, termina comprendiendo la
verdad dolorosa, razón por la cual abundantes lágrimas empiezan a recorrer su
rostro.
(La música de fondo que acompaña las
siguientes escenas es “Triste”)
El viento agita su dorada cabellera, al
tiempo en el cual la mujer cae sobre la arena, desvanecida, cayendo así en un enigmático
sueño en donde ella ve a su esposo, en las profundidades marinas recostado
sobre un lecho de blanco coral, como si durmiera…Más sus manos aún sostienen
con firmeza las raídas redes con las cuales él solía pescar en vida…Los
pececillos atrapados por esta red ahora son libres, así como también es libre
aquel inmenso ser que arrastró al hombre hacia su muerte.
Esta criatura, mezcla de pez y delfín sufre
una metamorfosis bajo el mar, convirtiéndose en una sirena, de rasgos vagamente
humanos, aunque hermosos…Una preciosa sirena que estrecha entre sus brazos al
hombre ahogado, e incluso lo besa, bajo la luna llena que se cuela a través de
las olas, inundando el lugar con un esplendor fantasmagórico.
La mujer despierta lentamente de su sueño,
mientras las lágrimas siguen cayendo abundantes por sus ojos…El recuerdo de su
esposo se resiste a abandonar su mente…en los días siguientes, la mujer cambia
el blanco vestido que usaba a diario, por un solemne atuendo de luto, el mismo con el cual la mujer sale a recorrer
la playa, durante cada amanecer, contemplando el mar, hasta la llegada del
ocaso, como si esperase el regreso de la persona amada.
De vuelta en el presente, la mujer observa melancólicamente cómo los
nativos que regresan a sus hogares llevando consigo numerosos peces…En cuanto
todos ellos desaparecen de su vista, la mujer vuelve su rostro en dirección
hacia la pared en la cual están colgados los lienzos pintados por su esposo.
Esta vez, ella se percata de un cuadro en el cual no había reparado antes: Se
trata de una extraña representación de
un ser enigmático, parecido a un hipocampo de piel dorada, pero tan grande como
un dragón, el cual emerge, triunfante y solemne del mar, en medio de una noche
oscura, resplandeciente como una fantasmagórica flama.
Con una mezcla de curiosidad y fascinación
ante la inesperada aparición de aquel cuadro, la mujer extiende dubitativamente
sus dedos en dirección al lienzo, acariciando la superficie de este, como si
dudase de su realidad.
En el momento en el cual sus dedos tocan el
lienzo que representa al hipocampo de oro, la mujer escucha (O cree escuchar)
un ruido en la lejanía, semejante al lastimero canto de las ballenas…
Asomándose por la ventana de su casa, la
mujer observa, a la distancia, a una enigmática figura resplandeciente, la
misma que se sumerge en medio del mar…Movida por la curiosidad, la mujer sale
de su casa y desciende por el sendero de piedra que conduce a la playa, más una
vez en el lugar, el mar parece estar absolutamente tranquilo, sin rastro alguno
de la criatura misteriosa avistada anteriormente.
Sola en la playa, la mujer se muestra
desconcertada por lo sucedido…
-¿Qué hace aquí, a estas horas señora? ¿No
sabe que es muy peligroso salir en una noche como esta?
La mujer se vuelve, y se encuentra con un
anciano pescador, el último en volver luego de haber realizado sus respectivas
faenas.
-¿Qué es lo que me dice?-pregunta la mujer,
con el ceño fruncido-¿Por qué dice que es peligroso salir en una noche como
esta?
-Porque esta es la noche en la cual el
Hipocampo de Oro sale del Mar, por eso lo digo-responde el hombre, con una vaga
expresión de alarma en su rostro cetrino-En una noche como esta, cada cierto
tiempo, el Hipocampo de Oro, quien gobierna en lo más profundo de las aguas,
sale a tierra, a buscar una víctima inocente para llenar su copa de sangre, con
la cual alimenta a sus siniestros hijos y súbditos…
Mientras el hombre le va a contando a la
mujer acerca de la leyenda del Hipocampo de Oro, se muestra en pantalla
numerosas imágenes, que representan la fantasmal figura de un caballo de mar,
el cual, se yergue, imponente y terrible como dragón, en medio de las olas,
irradiando una luz hipnótica, la cual atrae en torno a sí a numerosos seres
anfibios, y a otros, con cola de pez, quienes por medio de su extraño canto, llama a numerosas personasen diferentes playas
e islas del mundo, quienes, sometidas bajo un extraño trance, van hasta donde
el Hipocampo de oro y su corte de seres de ensueño y pesadilla se encuentran…
Algunas de estas personas son arrastradas por
los seres hasta lo más hondo de las profundidades oceánicas, en donde, en medio
de inmensas formaciones de coral y algas marinas, proceden a herir el pecho de
sus víctimas con una especie de daga, para beber su sangre, y así alimentarse
de sus respectivas vidas.
Luego de esto, una brillante copa dorada es
llenada entonces con abundante sangre, la misma que es entregada por una sirena
de cabellos negros al Hipocampo de oro, quien bebe de esta como si se tratase
de vino…Los ojos de aquel ser parecen brasas al rojo vivo, mientras que en el
firmamento, la luna se tiñe de escarlata.
De vuelta en la playa, el hombre ha terminado
de narrar su extraña historia, la cual es escuchada con descreimiento por la
mujer…
-Aunque usted dude de ello-añade el hombre-Cada
palabra que le he dicho al respecto es la pura verdad…Y sepa usted, que, a lo
largo de los siglos, muchas personas han ido desapareciendo de esta isla, luego
de que estas hubieran oído el llamado tenebroso del Hipocampo de Oro…
-¿Ha oído usted alguna vez ese llamado?
-Varias veces… ¡Muchas, muchas veces, durante
mi niñez!-responde el hombre, con gesto solemne-Pero mi abuela, quien ahora descansa en la Paz del Señor, me
previno muchas veces acerca del llamado misterioso que se escucha en las más
oscuras noches de luna llena, por el cual tantos han encontrado la muerte…Ella
me refirió cada una de las historias que yo acabo de contarle, y yo estoy convencido de que ella me dijo la
verdad. Por eso le prevengo nuevamente, señora, quédese en su casa esta noche, y no se acerca
a la playa hasta la llegada del amanecer…Podría convertirse en una víctima más
de quien gobierna las profundidades…
La mujer no responde, sino que en vez de eso,
observa al anciano pescador irse, mientras este empieza a murmurar para sí
mismo:
-Esta es una noche oscura, muy oscura… ¡Nunca
antes había visto a la luna resplandecer de forma tan amenazante! Yo lo sé,
esta noche va a teñirse de escarlata, a pesar de lo que tantas veces se nos ha
advertido…Al menos se puede rezar por los que han muerto…Pero…por los que han
caído en el embrujo del Hipocampo de oro, ¿Quién podrá rezar? El suyo es un
estado que está más allá de la Vida y la Muerte…Como Cielo…O más bien, como el
infierno…
Cuando por fin el anciano pescador se ha
alejado lo suficiente como para que la mujer deje de oír sus delirantes
murmuraciones, esta alza la vista en
dirección al firmamento: Efectivamente, aquella noche parece mucho más oscura
que las anteriores. Sin embargo, al mismo tiempo, la luna llena, con su pálido
y fantasmal resplandor, parece mucho más cercana que nunca, produciéndole a la
mujer una extraña sensación de inquietud, la misma que hace que ella decida
volverse en dirección hacia el sendero de piedra que conduce hasta su casa.
Sin embargo, esa noche la mujer es incapaz de
conciliar el sueño. A través de la tosca ventana de su habitación, la mujer
observa cómo es que la luz de luna llena produce una serie de ilusiones ópticas
sobre la superficie del mar, como si una multitud de sirenas y demás seres
mitológicos estuviesen emergiendo del agua.
Y es entonces, cuando, con gran intensidad y
nitidez, la mujer ve cómo es que del mar surge la imponente figura de un
Hipocampo de Oro, tan grande como un dragón, y resplandeciente como una
llamarada fantasmagórica en medio de la oscura noche…Lentamente, la criatura va
acercándose hacia la playa, acompañada por una misteriosa música, la cual se
asemeja en gran medida al lastimero canto de las ballenas…
Aquella enigmática música parece evocar toda
clase de escenas del pasado, las mismas que se materializan en torno a la mujer
como recuerdos fugaces, que flotan a su alrededor. La viuda se deja cautivar
por aquella hermosa ensoñación, volviendo así a los días de su adolescencia,
encontrándose ahora en lo que parece ser una preciosa casa señorial…
(Empieza a escucharse “Romance Anónimo II”,
música que continua hasta el final de esta secuencia)
Es allí en donde la mujer, en el jardín de
aquella casa, se encuentra con el hombre
que llegaría a convertirse en su esposo, un sencillo artista, quien trabajaba
para el dueño de aquella casa, un anciano de gesto severo, el cual parece
tratarse del padre de la mujer, mientras que su madre, es una figura distante y
borrosa, quien con un largo vestido negro observa todo desde una de las
ventanas de la casa…
El anciano le presenta a la mujer numerosos
pretendientes, que se presentan como figuras elegantes, pero borrosas, como si
su recuerdo no hubiese podido perdurar en la memoria de la mujer, quien les
ignora y rechaza, puesto que su mente sigue obsesionada con el joven pintor,
quien parece transmitirle un leve gesto de amor en cada uno de las tareas que
realiza para la adinerada familia de la mujer: Cada uno de los cuadros, cada retrato o escultura que hace, parece reflejar los sentimientos escondidos
del artista por la joven hija de aquella familia de aristócratas…Aunque fuese
en un segundo plano, ella es convertida en musa, en ángel, en princesa…
Por fin, la muchacha empieza a corresponder
los sentimientos del artista, dándose ambos un beso bajo una hermosa escultura
de dos querubines…Un beso intenso y apasionado, el primer beso de amor de ambos
jóvenes…
El padre de la muchacha, al darse cuenta de
esto, intenta separar a los dos amantes, enviando a su hija (por medio de una tétrica
carroza de color gris oscuro) hasta un lejano convento ubicado en las afueras
de la ciudad, más antes de que la carroza llegue a su destino, el conductor
desvía dicho carruaje del sendero, llevándola hasta un muelle, o cual confunde
a la afligida joven que se encontraba en su interior…Más el conductor de la
carroza, quitándose el pañuelo que cubría su rostro, revela ser el mismo
artista del cual la muchacha se había enamorado…
Los dos se abrazan…Habiéndose dado cuenta de
las dificultades que su relación tendría que afrontar, los dos optan por
abordar un antiguo y destartalado navío, el cual iba a emprender su último
viaje hasta una pequeña isla anónima del pacífico, en donde jamás podría ser
encontrados…
Desde la cubierta de aquel viejo navío, ambos
observan la pequeña isla que habría de convertirse en su hogar…El pintor
estrecha la mano de la muchacha, como para darle ánimos con respecto al
incierto futuro que les espera, y ella, a su vez, le devuelve una mirada en la
que queda expresa una honda confianza hacia él…
(A partir de este momento deja de oírse
“Romance Anónimo II”)
Sin embargo, la visión empieza a tornarse
borrosa, en cuanto, repentinamente, en la lejanía, se escucha un sonido triste
y melancólico, semejante al canto de las
ballenas…Es entonces cuando todos los recuerdos del pasado se disipan, y la
mujer vestida de negro, de vuelta en el presente, observa como el gestor de
todas aquellas ilusiones, el magnífico ser parecido a un gigantesco Hipocampo
de piel dorada parece desfallecer en medio del agua, tornándose su canto mucho
más lastimero que antes…
La mujer observa a dicha criatura con una
mezcla de curiosidad y fascinación, acaso como si no estuviese segura de si se
trata de un ser real o imaginario. Sin embargo, al momento en el cual el
Hipocampo de Oro hace un esfuerzo por incorporarse, su aspecto cambia
repentinamente, adquiriendo de forma fugaz el aspecto de aquel mismo pintor
quien en vida fuera el amante de la mujer, quien, al ver esto, decide salir de
su casa, para luego descender por el estrecho sendero de piedra que conduce
hasta la playa…
Una vez allí, la mujer contempla ensimismada
al Hipocampo de Oro, quien ha recuperado su apariencia original: El aspecto
imponente y radiante de aquel ser, posee al mismo tiempo, un carácter triste
que no había advertido antes.
Y es que, los ojos del Hipocampo de Oro son,
extrañamente muy parecidos a los de un ser humano…De hecho, guardan cierta
semejanza con los ojos de aquel mismo pintor quien fuera el amante de la mujer.
Pero ya no hay alegría en esos ojos, sino que la expresión de estos parece
estar marcada por una tristeza profunda.
La mujer se atreve a extender su mano hacia el Hipocampo de Oro, tocando así sus
resplandecientes escamas, las mismas que están cubiertas de espuma de mar…El
Hipocampo de Oro no se retrocede, ni tampoco se defiende, sino que le dirige
una mirada curiosa a la mujer, quien luego de un silencio prolongado se atreve
a preguntar, en voz baja, un susurro apenas:
-¿Quién eres tú? ¿Acaso eres alguien real? ¿O
solamente eres un sueño mío?
-Soy ambas cosas…-responde el Hipocampo de
Oro, con voz calmada y melodiosa. La mujer se sorprende de oír a la criatura
hablar. Retrocede, y por un momento parece que va a huir…Sin embargo, hay algo
en el Hipocampo de Oro que atrae a la mujer, y le impide irse…La expresión de
sus ojos es ansiosa y vacilante, como si estuviese en medio de un extraño sueño
, en el cual no puede reaccionar de forma lógica.
El fantasmal resplandor de la luna llena
cubre la playa, dándole al lugar un ambiente irreal, dotado de magia. Una serie
de pequeños círculos de luz, similares a las luces de las luciérnagas, brotan
entonces del mar y del cuerpo del Hipocampo de Oro…Algunos de estos
resplandores consiguen elevarse hasta el cielo, más otros se desvanecen con
increíble rapidez, como si fuesen simples burbujas…
-¿Qué está ocurriendo?-pregunta la mujer,
presa del desconcierto, mientras que los pequeños resplandores aparecen
reflejados en sus ojos-¿Qué son esos brillos?
-Son sueños que nacen…-explica el Hipocampo
de Oro-Y también son sueños que mueren…Son los sueños de los humanos…
-Sueños…-replica la mujer en un suspiro.
Extiende su mano hacia uno de los resplandores, e intenta atraparlo…En cuanto
lo hace, experimenta una fugaz visión, en la cual aparece una lejana ciudad, la
cual parece estar hecha de cristal, la cual brota justo en medio de una inmensa
duna.
Este es el sueño-delirio de un hombre que
desfallece de sed en un inmenso desierto…Una fugaz esperanza que desaparece en
forma tan rápida como apareció. La mujer se muestra confundida por lo que
ocurrió, más el Hipocampo permanece con la misma expresión apacible:
-Estos tiempos son duros…-musita el ser, de
forma solemne, a la vez que una vez alza la vista en dirección hacia el
firmamento (Concretamente, sus ojos están fijos en la luna llena, la cual esa
noche parece estar mucho más cerca de la tierra que nunca) los pequeños
resplandores siguen elevándose desde diversas partes del océano…La mayor parte
de estos desaparece antes de poder llegar al firmamento.
-Últimamente, son más los sueños que mueren y
desaparecen que los que nacen…-añade el Hipocampo, observando con tristeza como
uno los círculos de luz que revolotean a su alrededor van desvaneciéndose-Este
mundo está cambiando, y por consecuencia, el mundo del cual yo procedo también
ha de cambiar para siempre…
-¿Cuál es el mundo del que procedes?-se
atreve a preguntar la mujer, con algo de temor.
-Yo vengo del mismo lugar de donde proceden
los sueños e imaginaciones humanas, la Tierra de las Ilusiones-responde el
Hipocampo de Oro-Mi reino estaba destinado a durar por siempre y ser
eternamente un Paraíso de Luz y esperanza…(Mientras habla, aparece en pantalla
un maravilloso paisaje, habitado por toda clase de seres fabulosos
pertenecientes al folclore de diferentes naciones. Esplendorosos palacios de
oro y plata se erigen por todo aquel territorio, elevándose sus formas de
fantasía hasta el firmamento) Sin embargo, del mismo modo que el día va
convirtiéndose lentamente en noche, así fue cambiando el espíritu de los seres
humanos, el mismo espíritu que me había dado la vida a mí, y a toda mi gente… (Esta
vez, en pantalla se muestran numerosas escenas de guerra y violencia que han
tenido lugar a lo largo de la historia, las cuales parecen tener una serie de
consecuencias negativas dentro del reino del Hipocampo de Oro…Bien sea bajo la
forma de monstruos, o bien como una inminente catástrofe, la misma que deja en
ruinas las magnificas edificaciones mostradas en la escena anterior.
Fundido en negro. Tras un breve instante de
silencio, el Hipocampo de Oro intercambia una mirada con la mujer y continua
con su historia, a la vez que aparecen en pantalla cada una de las escenas
descritas por el personaje:
-Conforme van pasando los siglos, la fuerza
de los sueños se hace cada vez más débil…Y con ello, mi reino ha ido perdiendo
cada día un poco más de su vida y su belleza…Los temores humanos, bajo la forma
de demonios, se dedican a acechar a mi gente, esperando convertir a los sueños
más hermosos en pesadillas de muerte y desolación…Sólo hemos podido sobrevivir
gracias a las esperanzas de unos pocos…Aquellos soñadores, que, sin importarles
las dificultades, siguen aferrándose a sus ideales…Es por ellos que yo y mi
gente hemos sido capaces de sobrevivir, aún en medio de estos tiempos
difíciles…Y es a quienes yo he dedicado mis canciones más bellas en las noches
más oscuras…
Una vez más el Hipocampo de Oro entona su
melancólica canción, más en esta oportunidad, su voz se escucha más triste y
débil que antes. Incluso el esplendor dorado que recubre sus escamas parece
estar palideciendo lentamente.
-¿Qué te está ocurriendo?-pregunta la mujer,
al tiempo que se acerca hasta el Hipocampo de Oro, extendiendo sus manos hacia
el ser, en un vago gesto de apoyo.
-Son tiempos difíciles…-replica el Hipocampo
de Oro, melancólicamente-Y en esta Era cruel, son cada vez menos los soñadores
capaces de aferrarse a su esperanza…Pero mientras exista, aunque sea uno sólo
de estos soñadores, yo seguiré entonando mi canción…
Unas cuantas lágrimas brillantes van cayendo
lentamente de los ojos extrañamente humanos del Hipocampo de Oro. La mujer toma
en sus dedos una de estas lágrimas, y observa, reflejadas en estas, las formas
borrosas de numerosos sueños.
-los nativos que habitan esta isla…Dicen que
tu canto es en realidad un llamado-comenta la mujer-Si eso es verdad… Entonces,
¿A quién llamas al momento de entonar cada una de tus canciones nocturnas?
Los Ojos del Hipocampo de Oro se
iluminan…Casi podría decirse que está a punto de sonreír.
-Mi canto es para aquel que desee
escucharlo…Para quien no quiere renunciar a sus sueños…Para quien busque una
esperanza en medio de la más honda desesperación, y a su vez, entienda la
Esperanza mía…
-¿Cuál podría ser, entonces, dicha esperanza?-pregunta
la mujer.
El Hipocampo de Oro guarda silencio por unos
breves instantes, en los cuales no puede escucharse nada más que el ruido de
las olas.
-Mi Esperanza…Es un sueño que trasciende más
allá de todo lo que yo conozco…Un sueño capaz de perdurar más allá de la
mismísima muerte…
-Háblame de ese sueño, por favor…-replica la
mujer, acariciando las escamas del Hipocampo de Oro.
El Hipocampo de Oro empieza a hablar, y
mientras habla, sus palabras van adquiriendo forma en torno a él y a la mujer:
-Alguna vez, cuando todas las almas de este
mundo eran una sola, en el tiempo en el cual en el mundo sólo existía la Luz y
el Amor, un hermoso árbol creció, y de sus frutos nacieron los sueños y la
Esperanza…
En torno a ese árbol fue desarrollándose la
Vida, y cada uno de los Espíritus aprendió a tomar consciencia propia de su
ser…
Hoy en día, ese mismo árbol está casi
completamente seco, y la tierra a la cual sus raíces aún se aferran se ha
convertido en el huerto del ángel de la Muerte a causa de las malas acciones de
los hombres, sumado al descreimiento de estos con respecto a sus propios sueños
e ideales…
(Aparece en pantalla la amenazante silueta de una figura vestida
con un largo hábito negro. Dos monstruosas alas brotan de su espalda, mientras
que en sus manos huesudas sostiene una enorme guadaña, con la cual traza
grandes surcos en la tierra gris y reseca…Las sombras cubren su rostro, dándole
a este personaje un aire aún más tétrico. A su lado, en medio de aquel paisaje
desolado, se encuentra un árbol casi totalmente seco, pero de cuyo tronco aún
brota un leve resplandor)
De ese mismo árbol depende la existencia de
mi reino y de todos los que habitamos en él…Pero solamente la fuerza de un Verdadero
Soñador, capaz de realizar el más grande de los sacrificios, podría hacerlo
reverdecer… ¡Ah! Pero en estos días, no hay hombre alguno en esta tierra que
esté dispuesto a asumir un riesgo semejante…
-¿Por qué cree eso?-pregunta repentinamente
la mujer, volviendo la mirada hacia el Hipocampo de Oro.
-Porque en esta Era Amarga el egoísmo ha
asentado sus venenosas raíces en el corazón de la Humanidad con mayor fuerza
que nunca…Ya no hay quien valore el significado que posee el sacrificio
desinteresado, la entrega de uno mismo…Otras épocas más felices conocieron a
quienes fueron capaces de dar todo de sí sin pedir nada a cambio, los
verdaderos soñadores, quienes hasta el final de sus vidas, creyeron en sus
ideales…
La mujer agacha la mirada y menea la cabeza.
-Eso no puede ser verdad-comenta-Debe haber
todavía en este mundo quien crea en los sueños…Alguien que sea capaz de darlo
todo por un ideal…
-Debe haber…-suspira el Hipocampo de Oro,
mientras el ruido de las olas parece hacer eco de su voz-Debe haber alguien,
tal como usted dice, buena señora…Hasta ese momento, yo y mi gente seguiremos
entonando nuestra canción, nuestro llamado, en espera que aquel verdadero
soñador, de quien dependerá el futuro de mi reino y de mi gente…Esa es la única
esperanza que me queda, y a la que debo aferrarme, hasta el último de mis días…
-¿Y qué pasará si vuestra esperanza es
insatisfecha?-pregunta la mujer. Extrañamente, ella parece haberse vuelto un
poco más joven y la expresión de sus ojos es más viva, más intensa…
-Entonces, no tendremos más opción que la de
ir desapareciendo lentamente, mientras el que el mundo de los humanos, sin más sueños
en los cuales creer, irá llenándose de oscuridad y tristeza…
-¡Qué cosa más horrible!-replica la mujer. El
tono de su voz más que indignado, refleja una actitud casi juvenil de rebeldía-¿Es
que acaso tal es el destino que piensa asumir, el de aguardar lentamente la
extinción, aferrándose solamente a una vaga esperanza que puede o no cumplirse?
-Mientras esa esperanza pueda cumplirse, entonces, debemos aferrarnos a ella…Nuestra Esperanza
yace en la Humanidad…Y a la vez… (Antes de que el Hipocampo de Oro termine la
frase, La mujer extiende su mano una vez más hacia él, apoyándola sobre el
pecho de este…)
-A la vez, los sueños son nuestra
Esperanza…-concluye la mujer, con voz clara y firme, mirando fijamente al
Hipocampo de Oro-Por eso no deben desaparecer…Simplemente no pueden
desaparecer…
El Hipocampo de Oro mira fijamente a la
mujer. Esta vez, la expresión de sus ojos es mucho más diáfana, más humana que
antes.
-Dentro de ti hay un sueño hay un sueño muy
hermoso…El más hermoso de los sueños que alguna vez haya tenido el privilegio
de ver en mi existencia…
-No es sólo mío…-replica la mujer, al tiempo
que en su rostro se esboza una melancólica sonrisa-Este sueño fue algo que
compartí con la persona a quien yo más quise en este mundo…Y aunque esa persona
ya no existe más en ese mundo, nuestro sueño permanece vivo dentro de mí, en lo
más hondo de mi corazón…Así solo sea para atormentarme, este sueño siempre
permanecerá conmigo…Y yo no quiero renunciar a él, aunque sea imposible de
lograr…
-¿Y por qué habría de ser imposible?-pregunta
el Hipocampo de Oro.
La mujer no responde, pero cierra los ojos, y
al tiempo en el cual ella tiene un vago recuerdo, en el cual aparece su esposo,
abrazándola, acaso como si la estuviese consolando de una pena profunda…
Una lágrima recorre el rostro de la mujer,
quien añade lo siguiente:
-Yo sé que mi sueño es imposible de
alcanzar…Más…Aún así, yo no quiero renunciar a él. No puedo renunciar a él.
-Ningún
sueño es imposible…-contesta el Hipocampo de Oro-Todo depende de cuánto estemos
dispuestos a sacrificar para alcanzarlo…
-¿Qué quiere decir?...-pregunta la mujer,
desconcertada
El Hipocampo de Oro y la mujer guardan
silencio; el primero no deja de mirar a la mujer por ningún momento. El ruido
de las olas se intensifica.
-El mismo árbol del que le hable
anteriormente…Es capaz de hacer realidad cualquier sueño o deseo…Dependiendo de
cuanta fe se tenga en que este pueda cumplirse-explica el Hipocampo de Oro-Mientras
este mantenga vivo, podrán suceder todas aquellas cosas que están más allá de
lo posible o lo imposible…Cualquier milagro o prodigio se lograría de forma
inmediata…
-“Pero solamente la fuerza de un Verdadero
Soñador, capaz de realizar el más grande de los sacrificios, podría hacerlo
reverdecer…Eso fue lo que usted dijo, ¿No es cierto?-responde la mujer,
aludiendo a la frase dicha por el Hipocampo de Oro, quien se limita a asentir
levemente con la cabeza.
-Aquel Verdadero Solador tendría que ir hasta
el huerto del ángel de la Muerte, que se encuentra más allá del Fin del Mundo…Y
aún si pudiera llegar hasta ese sitio, la fuerza de su sueño sería puesta a
prueba por el mismo árbol…
Pero si el corazón de aquel viajero llegase a
dudar un sólo instante del sueño en el cual ha puesto su esperanza, entonces,
tendría que asumir un terrible destino, acaso más espantoso que la misma
Muerte…
-Y usted, buena, señora… ¿Estaría dispuesta a
correr semejante riesgo por su sueño, con tal de que no este no desapareciera? ¿Así
de grande sería su amor por este?
La mujer y el Hipocampo de Oro
intercambian una mirada.
Ambos guardan silencio por un breve instante.
El ruido de las olas se intensifica, pero ambos personajes. Finalmente, la
mujer dice:
-Sí. Yo estoy dispuesta a correr ese riesgo.
Es mejor aferrarse a una esperanza débil y riesgosa que a ninguna…
Entonces el Hipocampo de Oro alza la vista en
dirección hacia la luna llena, entonando una vez más su melancólica canción:
Esta vez, de lo más profundo del mar, emergen nueve personajes, de aspecto andrógino,
cuya estatura mucho mayor que la de una persona común y corriente.
Sus cabellos son plateados, y todos ellos
visten unas largas túnicas blancas…Sobre sus hombros, estas imponentes figuras
cargan una extraña embarcación de formas estilizadas, la misma que está
adornada con diversos motivos mitológicos.
La mujer observa asombrada como es que dicha
embarcación es colocada ceremoniosamente a orillas del mar, muy cerca del lugar
en donde ella se encuentra.
-Este navío te llevará a través del océano,
hasta el lugar en donde se encuentra el huerto del Ángel de la Muerte…No
importa en qué lugar te encuentres, antes de la próxima noche de luna llena,
habrás llegado a las tierras que existen más allá del Fin del Mundo…Más debo prevenirle
que, una vez usted se haya subido a esta embarcación, tu viaje habrá comenzado.
Y ya no podrás echarte atrás…
La mujer vuelve la mirada en dirección al
Hipocampo de Oro. Luego observa el hermoso navío que tiene frente a sí. Cierra
los ojos, y entonces recuerda al hombre que ella tanto amo.
Por fin, luego de un breve instante de
cavilación, la mujer se sube a la embarcación, al tiempo que exclama lo
siguiente:
-Con tal de que mi sueño no tenga que
desaparecer…Yo aceptaría arriesgarlo todo…Darlo todo de mí…
-Usted habla como una verdadera soñadora, que
cree firmemente en su ideal…-Comenta el Hipocampo de Oro. Un brillo de
entusiasmo resplandece en sus ojos.
-No conozco otro ideal más que el
Amor…-replica la mujer, con los ojos cerrados-Para mí, es lo único por lo cual
la pena sacrificarse…
-Si en verdad, lo cree así, su sueño se hará
realidad, de alguna forma u otra…-contesta el Hipocampo de Oro, al tiempo que
este, junto con los personajes que habían emergido del mar, empujan la embarcación
hasta el mar.
El Hipocampo de Oro sigue a la embarcación
por unos momentos, Luego, antes de darle el empujón final, le dice lo siguiente
a la mujer:
-¡No importa lo que pase, aférrese a su sueño
hasta el final! ¡Sólo así podrá lograr aquello que los Hombres consideran
imposible!
El último empujón dado por el Hipocampo de
Oro es de fuerza tal que el navío es llevado mar adentro en apenas cuestión de
segundos…Una breve sucesión de escenas muestran a esta barca pasando cerca de
islas y playas desconocidas por los hombres…También atraviesa enormes
formaciones rocosas que se erigen en medio de las aguas, como imponentes
catedrales de piedra.
Así es como pasan dos días y dos noches, al
término de las cuales, se desata una violenta tempestad. El viento furioso hace
que las olas adquieran formas aterradoras, convirtiéndose así en dragones y
monstruos marinos hechos de agua.
Mientras el bote navega en medio del mar
embravecido, la mujer se aferra a sus recuerdos, volviendo a su memoria cada
uno de los instantes felices al lado de su amado, el cual se presenta por medio
de un fugaz montaje de escenas…
(La música que acompaña a esta escena es
“Shiro, Long Tails”)
La fuerza de estos recuerdos permite que la
mujer realice su travesía sin miedo…Y que incluso ella pueda sonreír, a pesar
de lo terrible de la tempestad. El navío va atravesando lenta y
ceremoniosamente las olas, las cuales van creciendo más y más de tamaño.
Por fin, una de estas golpea con tal fuerza a
la embarcación, que logra partirla en dos, pero la mujer sobrevive aferrándose
a uno de los fragmentos que salen a flote. Semejante experiencia hace que ella pierda el
conocimiento. Fundido en negro.
(Finaliza “Shiro, Long Tails”. Se produce un
breve instante de silencio, tras el cual empieza a escucharse el sonido de las olas)
Aparece, en un primer plano, el rostro de la
mujer, inconsciente.
Lentamente, ella va abriendo los ojos, y
observa el extraño paisaje que se encuentra a su alrededor.
Está en una playa de arenas grises…No hay
ninguna forma de vida en las cercanías, y todo el lugar transmite una atmósfera
siniestra.
(Empieza a escucharse “Trace”)
En el lugar, la mujer descubre unas
imponentes construcciones, las mismas que parecen pertenecer a un pasado muy
remoto.
Algunas de estas poseen un aspecto grotesco, como si fuesen los
cadáveres de enormes monstruos.
La mujer camina un poco más por aquel
terreno, siniestro y pedregoso. Sus pies descalzos se lastiman, y en un momento
dado, se hieren con una de las rocas.
Pero ella sigue andando, en medio de aquel
escenario enloquecedor. Fundido en negro.
La mujer se muestra mucho más cansada…Parece
haber estado caminando por un largo trecho. Ha encontrado unos árboles, pero
todos estos están completamente secos…Al observar a algunos de estos, la mujer
se da cuenta de que en sus troncos parecen sobresalir unos rostros, vagamente
humanos.
Por accidente, la mujer quiebra una de las
ramas de estos árboles secos. Para su sorpresa, un líquido rojo, muy parecido a
la sangre brota de estos.
Aunque no hay nadie en el bosque, parece
oírse una serie de murmullos y lamentos lejanos.
Es entonces cuando se escucha el inquietante
ruido de un metal golpeándose con algo.
La mujer se vuelve, y es así como descubre a
una siniestra figura, vestida con un largo hábito negro, y de cuya espalda
sobresalen dos enormes alas, como las de un buitre. Su rostro permanece
escondido en las sombras.
Es el Ángel de la Muerte.
En sus manos, aquel personaje tiene una hoz,
con la cual se dedica a trazar surcos en la tierra, de los cuales brota sangre.
En cuanto se da cuenta de que la mujer le
está observando, la figura alza la vista, y es así como se revela por fin, su
esquelético rostro, con ojos de cuencas vacías, y en el cual se encuentra,
permanentemente dibujado, una espantosa sonrisa.
La mujer se asusta, y empieza a alejarse del
lugar. Primero lentamente, luego con rapidez, echándose a correr en medio de
aquel bosque sin vida…
Mientras corre, cree escuchar nuevamente las
advertencias pavorosas del anciano pescador con respecto al Hipocampo de Oro.
Ella sigue corriendo, hasta que finalmente se
tropieza con las raíces de un árbol, y cae por un escarpado sendero.
Fundido en negro.
La mujer recupera el conocimiento, pero por
las heridas en sus brazos y piernas, incorporarse le resulta muy difícil. Su
primer intento resulta fallido, cayendo casi de forma inmediata al suelo. La
expresión de su rostro es la de una honda desesperanza y desánimo…
Con la frente apoyada sobre aquel terreno sin
vida, la mujer parece estar a punto de ponerse a llorar...Y es en ese momento
cuando una pequeña hoja dorada cae muy cerca de ella…
Para sorpresa de la mujer, esta hoja esta aún
rebosante de vida y rocío…pero no tarda mucho en secarse. La mujer mira en
dirección de donde la hoja provino, descubriendo así un hermoso árbol, cuyo
tronco resplandece de forma semejante al Hipocampo dorado.
Sin embargo, a este árbol apenas si le quedan
hojas, y aún las pocas que quedan se van
desprendiendo lentamente. La mujer apoya sus adoloridas manos sobre el tronco
de este árbol, y para sorpresa suya, sus heridas son sanadas. La mujer entiende
entonces que ese es el árbol del cual le habló el Hipocampo de Oro, pero no
sabe que es lo que debe hacer para impedir que este se siga muriendo.
La noche ha llegado por fin a aquel lugar, y
la luna llena, único resplandor en medio de las tinieblas de la noche, alumbra
al árbol, haciendo que esta adquiera un aspecto majestuoso…En el momento en el
cual el pálido brillo de la luna cubre su rostro, la mujer parece tener una
revelación, recordando así las palabras dichas por el Hipocampo de Oro, que se
escuchan como una locución en off:
“De ese mismo árbol depende la existencia de
mi reino y de todos los que habitamos en él…Pero solamente la fuerza de un
Verdadero Soñador, capaz de realizar el más grande de los sacrificios, podría
hacerlo reverdecer…”
La mujer apoya sus manos sobre el tronco del
árbol, y susurra las siguientes palabras:
-Pon a prueba mi sueño, si eso es lo que
quieres…Pon a prueba mi ideal, si eso es lo que necesitas para revivir…Yo estoy
dispuesta a darlo todo de mí…
Es entonces, cuando en medio del inmenso
tronco de aquel árbol se produce una extraña abertura, tan grande como para que
la mujer pueda pasar a través de esta…La luz que brota de esta abertura es tan
intensa que no se puede ver que hay dentro del árbol. Aún así, la mujer se arma
de valor, y se introduce en medio de aquel resplandor.
La luna llena brilla con mayor intensidad que
antes. Fundido en blanco.
Se escucha, en la lejanía, el ruido de las
olas.
Aparece en pantalla una hermosa playa.
Allí se encuentra la mujer, abrazada del
pintor a quien ella había amado en vida.
-No llores más…-le dice el hombre-Yo sé que,
de alguna forma u otra forma, nuestro hijo nacerá. Tarde o temprano, no importa
lo que te hayan dicho…Mientras creas en nuestro amor, nada será imposible…
Y al tiempo en el cual la mujer alza la vista
en dirección hacia su esposo, este le dice:
-Nunca pierdas las esperanzas. Nunca
renuncies a nuestro sueño…
-Nunca lo haré-replica la mujer, con una
sonrisa en sus ojos, en los cuales aparece reflejado una expresión de alegría
infinita…-Nunca lo haré.
Los dos besan.
(Empieza
a escucharse, “Shiro, Long Tails”.)
Fundido en blanco.
El mismo árbol en el cual la mujer se había
introducido, resplandece con mayor intensidad que antes. Muchas hojas nuevas y
hermosas empiezan a brotar lentamente de sus ramas.
El brillo que brota del tronco de aquel árbol
empieza a cubrir toda aquella región, haciendo que de dicha tierra reseca
broten numerosas flores, arbustos y árboles…Y mientras esas plantas van creciendo,
muchos pequeños resplandores, semejantes a los de las luciérnagas, brotan de la
tierra van elevándose hacia el
firmamento.
En otro lugar, en medio del océano, el
Hipocampo de Oro y numerosos seres de aspecto fantasioso observan cómo es que
muchos pequeños resplandores nuevos aparecen a su alrededor, y estos empiezan a
elevarse al cielo, en donde la luna llena brilla con mayor intensidad que
nunca.
El Hipocampo de Oro emerge de las aguas,
rodeado por los pequeños brillos…y al momento en el cual alza la vista en
dirección de la luna llena, comprende que la mujer ha logrado su objetivo.
-Ahora el sueño de ella se hará
realidad…-anuncia-Porque creyó en este hasta el último momento…Porque no
renuncio a su único ideal…
La cámara enfoca a la luna llena. Fundido en
blanco.
(Termina de escucharse, “Shiro, Long Tails”)
Se escucha el leve sonido de las olas, el
cual es acompañado por el ruido del llanto de un bebé.
En la pequeña isla en donde la mujer y su
esposo vivieron, los pescadores que salen a realizar sus faenas diarias esa
mañana, se muestran extrañados de ver a un solitario bote, acercándose a la
isla.
En cuanto uno de estos pescadores consigue
remar hasta ese bote, descubriendo en el interior de este a un pequeño bebé, el
cual está envuelto con un trozo remendado de tela negra y blanca, el cual se
parece mucho a los dos vestidos que la mujer usó durante su vida.
Una enorme tortuga de mar nada cerca del
bote, casi como si hubiera estado guiando a este hasta la isla. En cuanto los
pescadores llegan, la tortuga se aleja, y desde las aguas, observa como los
nativos de la isla acogen al niño.
(Empieza a escucharse “Beyond Me”)
Un breve montaje de escenas como es la vida
de aquel infante…Sus primeros pasos…Su primera pesca…Aparece jugando con
otros niños, nadando en el mar, mientras que la misma tortuga de escenas
anteriores aparece nadando muy cerca de él.
El niño parece ser muy feliz.
Una noche de luna llena, movido por la
curiosidad, descubre el sendero de piedra que conduce hasta la casa en donde
vivieron la mujer y su esposo…Y cuando llega a la casa, encuentra el lugar
ordenado y limpio, como si sus habitantes nunca se hubieran ido de allí.
En la pared de los cuadros, en el lugar en
donde debería estar el lienzo con la pintura del Hipocampo de Oro, se encuentra
otra pintura, la cual representa a una pareja joven y feliz.
El niño extiende sus dedos curiosos hacia el
lienzo y cierra los ojos. Es así como, en su mente, aparece una sucesión de
escenas hermosas y felices, vinculadas con la vida de estos dos amantes.
El niño abre los ojos y sonríe.
Fundido en blanco.
(Comienzan los créditos. Empieza a escucharse
“Hijo de la Luna”)
Notas
del director:
·
Las escenas transcurren en
el orden en el que son narradas.
· La técnica de animación usada para esta obra sería pintura sobre vidrio, con un estilo visual semejante al cortometraje “El Viejo y el Mar” de Alexander Petrov, siendo su principal influencia estética (Color, diseños) el cuadro de Shigeru Aoki, “Paraíso bajo el Mar”:
· La técnica de animación usada para esta obra sería pintura sobre vidrio, con un estilo visual semejante al cortometraje “El Viejo y el Mar” de Alexander Petrov, siendo su principal influencia estética (Color, diseños) el cuadro de Shigeru Aoki, “Paraíso bajo el Mar”:
Me ha gustado la historia, me recordó esos bellos cuentos que te narran de pequeña.
ResponderEliminarQue bueno. Ya quiero leer mas obras.
Saludos.
bonito pero mucho
Eliminarmuy larga y bonita
Eliminarel argumento no es argumento parece la obra completa y es bastante
EliminarMe ha gustado. Muy poética, con los flashbacks muy bien introducidos. Un "cuento de hadas" encantador.
ResponderEliminarSaludos ;)
¡Genial! que digo genial ¡Excelente! Tendre que leer el cuento original en algun momento pero que gran manera de empezar el festival, es increiblemente cinematografico pero las escenas estan descritas con gran poesia y el tipo de animacion que escogiste es simplemente brillante ¿Y que decir de la banda sonora? Soberbia obra inaugural, felicidades Alvaro.
ResponderEliminarESTÁ HERMOSO :)
ResponderEliminarQUIEN SEA CUELGA LA HISTORIA COMPLETA SOBRE LA OBRA, LO QUE SE QUIERE ES QUE HAGAS UN ANALISIS LITERARIO QUE HACE MUCHA FALTA
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